Cᴀᴘíᴛᴜʟᴏ 9

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Habían salido de la habitación en silencio, dirigiéndose hacía la entrada del lugar sin saber que más decir. La tensión y el resentimiento eran evidentes, las emociones negativas los abrumaban así que no había mucho por hacer.

-Por favor, déjame pasar tiempo con él y conocerlo, no me sigas privando de tenerlo a mi lado ahora que sé que es mi hijo.-pidió sin girarse, mientras sostenía la perilla de la puerta con una mano temblorosa.

-Claro, no pensaba hacerlo.- Confesó, sorprendido ante la
repentina petición después de un largo silencio.

-Bien, mañana vendré
nuevamente, si eso no te incomoda.


Negó.-Lo único que te pido es...
dame un poco más de tiempo antes de confesarle que eres su padre, no será algo sencillo por digerir y no quisiera afectarlo gravemente.

Lo pensó, realmente no tenía argumentos para negarse y en esos momentos no quería iniciar una pelea, se sentía agotado.-Está bien, lo podemos hacer cuando te sientas preparado.

-Gracias.-Lo vió abrir la puerta y cuando salió, se remarcó en el marco de esta.

No intercambiaron más palabras, simplemente lo vió alejarse de la entrada y caminar lejos de ahí, su silueta esfumándose contra la oscuridad de la noche. Cerró la puerta detrás suyo y recargó su peso contra la madera, cerrando los ojos mientras trataba de repasar los sucesos de aquella noche, casi sintiéndose en un terrible sueño del cual quería despertar y meditar sus acciones. Pero cuando se dirigió a su habitación y se terminó de vestir para acostarse, la realidad le pegó duramente en el rostro mientras se abrazaba a sí mismo en medio del llanto incontrolable.

°•°•°•°•°

Carlos había cumplido su palabra y había aparecido en la entrada de su hogar tan pronto como el día siguiente llegó. Jules estaba emocionado porque iría con Carlos a comer a uno de sus restaurantes favoritos donde iba por los juegos, Charles
había declinado la invitación al no sentirse bien estando en el mismo espacio que él.

¿Por qué le confiaría a su hijo cuando apenas se enteró de él? Había algo de Carlos que siempre le había logrado transmitir confianza, y aunque los años hubieran pasado y prácticamente habían iniciado desde cero, aún tenía aquella personalidad que te hacía confiar en él ciegamente. Una parte le gritaba que fuera más racional, pero se guió por su otro instinto.

Si algo los diferenciaba, es que sabía que por lo menos Carlos no escaparía con su hijo, tal y como Charles.


-¡Adiós papi!-Se despidió de Charles con un beso en la mejilla y corrió a la puerta donde Carlos cargaba sus pertenencias y lo esperaba para salir juntos.

Los vió marcharse con una pequeña sonrisa en su rostro; podría no haber pegado un ojo en toda la noche, probablemente parecía más muerto viviente que nada en el mundo, pero ver a su hijo tan feliz y emocionado siempre le traería una alegría a su pecho.

Cuando el automóvil se alejó y pudo asegurarse que se encontraba solo, cerró la puerta con seguro y caminó a la cocina para terminar de lavar los trastes sucios luego de la interrupción para terminar de alistar a Jules. Tendría tiempo libre, era su día libre y ni siquiera sabía que podría hacer, además de las miles de cosas que tenía en mente no la dejaban poder despejarse un solo momento.


Agarró su celular de la mesita de centro y buscó el número de su mamá, sabía que era probable que ella tuviera una respuesta para esta situación, era su última esperanza, y aunque no tuviera una respuesta válida, por lo menos necesitaba escuchar de su voz.

Lᴏᴠᴇ ɴᴇᴠᴇʀ ғᴇʟᴛ sᴏ ɢᴏᴏᴅ | CharlosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora