Cᴀᴘíᴛᴜʟᴏ 11

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Charles estaba terminando de doblar toda su ropa junto la de Jules, cuando el timbre de la puerta sonó. Era un fin de semana, se sorprendió ante el llamado ya que no esperaba a nadie en especial y eso lo inquietó más. Dejó la última camiseta sobre el respaldo del sillón y caminó a la entrada para ver de quién se trataba.

-Oh, Carlos.–murmuró con un tono sorpresivo al abrir la puerta.

-Buenos días, Charles. ¿Podría pasar?

—Jules aún está acostado, es fin de semana y suele levantarse tarde.

—Venía a verte a ti, principalmente porque dijiste la última vez sobre que teníamos que hablar.

Charles sintió un leve rubor sobre sus mejillas y se apartó de la entrada.—Claro, entonces pasa.


Cuando Carlos entró y se encaminó hacía la sala, Charles se dió pequeñas palmadas sobre sus mejillas para quitar el bochorno que le recorría el cuerpo. Cuando se aseguró que se encontraba mejor, caminó hasta la sala de igual manera y retiró una pila de ropa del sillón.

-Perdón, aprovecho los fines de semana para hacer todo el quehacer y con ello apenas terminé de lavar.

-No te preocupes, de todas formas es tu hogar y yo no estoy cuestionando lo que hagas en tu tiempo libre.

—¿Y cómo estás? Vi que regresaste al trabajo apenas hace unos días, ¿Ya estás mejor?


Asintió con una pequeña sonrisa. -Estoy mejor, gracias. Seguí tomándome el medicamento como lo dijiste, además de suministrar mayor vitamina en mi alimentación. Realmente te agradezco que te hayas tomado la molestia aquel día, me sentía terrible y lograste hacerme sentir mejor.

-No tienes nada que agradecer, lo hice por gusto propio.

Tomó bien sus palabras.—Pero, ¿Qué era lo que tenías que hablar conmigo? Viendo que fuiste hasta donde vivo, dudo que se trate de algo ligero.

Charles desvió la mirada, agarrando el cojín entre sus manos para ponerlo sobre su regazo. No sabía como iniciar, aquel día iba decidido y había elaborado todos los posibles escenarios, todo lo que tenía que decir; pero ahora, todo aquello se había borrado de su mente y estaba en blanco.


-Es un asunto relacionado con Jules y todo lo que sucedió en las últimas semanas.— comenzó a hablar, Carlos guardando silencio mientras su mirada se enfocaba en él.—Es algo que me está inquietando desde que te enteraste, y no lo había pensado con detenimiento hasta después, por lo que tengo que dejarlo en claro y por lo menos intentarlo.

—¿A qué te refieres?


Carlos pareció sorprendido y desconcertado con sus palabras; y es que realmente no había pensado en esa situación. Charles no le había impedido verlo, le había dado la libertad suficiente como para ir a visitarlo cualquier día y a cualquier hora, ¿Por qué pensaría que atentaría contra él? Inclusive pensó que sería agotador para Charles tener que verlo todos los días en su hogar, pero desde que se enteró de que Jules era su hijo no había un día en que no pasara a dejarle un regalo, desde su postre favorito hasta un peluche, sentía la necesidad de consentirlo en todo momento, como si con ello pudiera enmendar el tiempo alejados.


-No sé que te hizo pensar ello, pero en mis intenciones jamás estuvo contemplado ir a un juicio. Nunca me impediste verlo, me estás dando toda la libertad de visitarlo y salir con él, sería malo si no y posiblemente en ese escenario lo hubiera considerado, pero de todas formas la vía legal no está en mis planes porque no quiero que ninguno de los tres pasemos por ello porque no me puedo imaginar lo largo y agotador que puede hacer. Solo me gustaría poder definir un horario fijo, pero siento que si eso hacemos Jules podría sospechar, si es que no lo está haciendo ahora, tampoco he sido cuidadoso con mis muestras de cariño hacía él. ¿Por qué un compañero de trabajo tendría tan buena relación con él? Sé que él es muy inteligente, no quisiera hacerle pasar por un mal momento y que se enterara de una mala manera.


-Siento que si pido más tiempo, ya no sería justo.—mostró una sonrisa melancólica, bajando la mirada.— Esperaste tantos años como para enterarte de la verdad y pedir más... No parece lo correcto.

-Y yo desde el primer momento te dije que estaba bien con esa decisión, también tienes derecho a elegir cuando decirle la verdad, no solo depende de mí. Solo quiero que todo esto salga lo mejor posible, por el bienestar de los tres.

-Tengo que empezar a intentar hablarlo con él, Jules es curioso por naturaleza.

Carlos se levantó de su lugar, caminando hasta quedar de cuclillas frente suyo.—Ya no tienes que hacerlo solo, ¿Lo comprendes? Ahora que lo sé, podemos hacerlo los dos, intentar tocar el tema juntos.

Charles sonrió en agradecimiento y contempló las manos ajenas. En ellas no había ningún anillo, ni una marca, ¿Sus palabras habían sido ciertas? Sabía que él ya no había tenido tiempo de siquiera considerar en rehacer su vida y no estaba interesada en ello, ¿Pero Carlos? Lo imaginaba comprometido, haciendo su vida con alguien más y viviéndola bien, pero verlo en su mismo campo laboral casi lo desconcertó. ¿Lo había subestimado?

—¿Tú... sigues muy molesto con lo
sucedido?

Carlos apretó los labios en un fina línea, meditando sus palabras.—Lo estuve pensando demasiado y llego a las mismas conclusiones. No puedo alejar la sensación de desconcierto y un poco de tristeza, pero siempre he tratado de pensar siempre en el presente porque es lo que relamente importa, ¿No es así? ¿Por qué empeñarme a enojarme con el pasado cuando existe el presente y luego un futuro? No podría vivir siempre en la amargura y el enojo. Si sigo con una actitud en contra tuya solo tendremos una comunicación débil, solo quiero llevarlo todo con tranquilidad para que Jules esté bien con ello.

Soltó un suspiro de alivio, sintiendo como un peso menor se liberaba de su pecho. Al final de todo, las palabras de su madre tenían razón y solo se sintió culpable por pensar mal de Carlos, tal y como lo había hecho años atrás.

-Solo quiero llevar esto de forma calmada, si la tensión sigue solo sería incómodo para nosotros, ¿No crees?

Asintió, totalmente de acuerdo.— Estoy bien con ello, es mejor así.

-Entonces creo que es momento de irme, tengo que hacer unas cosas y ambos tenemos que pensar en los siguientes movimientos que hagamos con Jules. Estaremos en contacto, mientras creo que te vendría bien pasar tiempo con él, ya te lo he quitado demasiados fines de semana.—se incorporó nuevamente, metiendo sus manos en los bolsillos de su pantalón.

-Claro, igual eres bienvenido siempre que quieras, no quiero impedirte verlo. Solo avísame con tiempo, no quisiera tener que apurarlo o que lo encontraras en sus peores momentos.—sonrió divertido al recordar los momentos vanidosos que su hijo podría tener aveces.

Tal cuál como su padre.

-Está bien, entonces nos ponemos en contacto luego.—caminó hasta la salida, sintiendo las pisadas de Charles detrás suyo.

Cuando salió por la puerta principal de la casa y se encontraba a mitad del patio delantero, Charles gritó su nombre.

-¡Carlos!— se acercó hasta él, quedando frente suyo.

No le dió tiempo de contestar, puesto que Charles ya se encontraba rodeándolo con sus brazos y su barbilla reposaba sobre uno de sus hombros. Se sorprendió ante el gesto, sintiendo un revuelco sobre su pecho, ¿Qué estaba pasando?

No tardó en contestar el abrazo, casi con miedo de cometer algún error, pero la siguiente palabra hizo que todas sus dudas y temores desaparecieran.

-Gracias.—fue dicho por
Charles en un tono bajo,
disfrutando de la cercanía después de tantos años de estar separados.

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⏰ Última actualización: Jul 06 ⏰

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Lᴏᴠᴇ ɴᴇᴠᴇʀ ғᴇʟᴛ sᴏ ɢᴏᴏᴅ | CharlosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora