La víctima

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Un hilo rojo a veces nos hace conectar con personas de manera indivisible, está tirando de alguien contra otro alguien para juntarse, quizá enredarse, o simplemente quedarse quieto como sin nada ahí entre los dos, para atarse de por vida, o..... quizá por un momento, para después enredarse y al final mantenerse estable. Sin importar tiempo, lugar o circunstancia determinada estará ahí, ahí estará.

- Papá - Se quejó Lisa, alejándose un poco del ruido. - ¿No crees que eso era incensario? - Señaló al arquitecto que seguía manteniendo ruido al tirar una barda. - Estaba bien así -

- No, pero es que no me gusta, hija. Esa pared puede ayudar a expandir la parte de donde está ese comedor -

- Bueno, como sea - Frunció su cara un poco. - Yo lo veía todo perfectamente bien, pero si te gusta a ti, está bien - De repente el ruido cesó, pero después otro surgió con insistencia. - Están tocando la puerta, papá. Muy fuerte, el timbre también está sonando - Le hizo saber.

- Bien, bien, iré a ver quien puede ser - Arnee se dirigió abrir, y al hacerlo elevó sus cejas un poco. - ¿Si? -

- Disculpe, son los vecinos nuevos - El hombre afirmó más allá de preguntar. - Mire, vecino. Yo sé que se acaban de mudar, que tiene cambios por hacer en su casa, pero el ruido es muy fuerte, el vecindario es muy silencioso, la gente disfruta del silencio, y lo que usted está provocando está haciendo quejar a los demás vecinos -

- Oh, discúlpeme en serio. Mi hija tenía razón entonces, quizá está siendo muy ruidoso, pero ya va a terminar, no tarda nada -

- Esta bien, espero pueda arreglarlo -

- Lo haré, para no seguir molestando. Gracias por decirlo - El padre de Lisa vio al hombre asentir, pero se había olvidado de preguntar algo esencial. - Disculpe, ¿usted dónde vive? Con quién tengo el gusto -

- Vivo en la casa de al lado, de su lado derecho en este momento. Joseph Kim, un gusto - Tendió su mano esperando, el hombre que tenía enfrente no tardó en hacerlo, un tanto efusivamente agitó su mano. - ¿Usted? - Se limpió su mano un poco disimuladamente.

- Me llamo Arnee Manoban, es un placer - Le respondió.

- Ah - El hombre castaño se sorprendió, claro que había escuchado en otro lugar ese nombre, claro que sí, era de algo importante, era un hombre millonario. - Mmm pues.... - Enseguida cambió su forma de dirigirse hacia él, al saber su prestigio. - ¿Me deja pasar a su casa? - Le pidió.

- Claro, claro. Adelante, es bienvenido - Abrió su puerta completamente para que pasara.

- Perdone, quizá la forma de pedírselo no fue la correcta - A Joseph le convenía dar buena cara con ese hombre llamado Arnee. - Pero ya sabe, iba saliendo rumbo a mi trabajo - Volteó a ver un poco su casa, viendo que a pesar de que se acababan de mudar tenía muy buena decoración por dentro y muebles finos. - Y antes de salir, mi mujer estaba diciéndome que de donde provenía tanto ruido - Disimuló. Y vio a una joven mirarlos desde lejos. - Yo solo le dije cállate, no es para tanto, y realmente no era para tanto. Pero ya sabe cómo son las mujeres - Trató de hacer charla. - Mi hija estaba igual, estaba preparándose para ir a su Universidad y no dejaba de decir "Papá, pero qué ruido" - La pobre Jennie ni le solía llamar "papá" sino por su nombre, pero igual el hombre tenía que verse amigable. - Y yo solo quise pasar a preguntar -

- Lo entiendo - Rió un poco. - Sé que pueden llegar a quejarse por el ruido, y me siento apenado por haber causado tanto, en serio, se lo digo. Hasta mi hija que vive en esta casa estaba insoportable diciendo que por qué tanto caos -

- Oh, se mudó aquí con su hija - Joseph lo miró interesado.

- Sí, así es. Oh, se la presento - Dijo de la nada Arnee. - Lisa, ven - Movió su mano para que su hija volteara a verlo, la cual estaba mirando lo que hacían los trabajadores que parecía mandar un arquitecto. Reaccionó y fue hacia su padre. - Es nuestro vecino - Le dijo a su hija.

Deception // JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora