Una línea delgada roja

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Corea del Sur, Seúl.

¿Será casualidad que las personas lleguen a coincidir? ¿Tendremos algo importante que aprender de ellas? ¿Alguien habrá escuchado la historia del hilo rojo?

Respuestas, que quizá para una castaña eran irrelevantes al pensar en mitos tontos, pues si tuviese razón el destino, la vida, ella entonces ya había aprendido de una persona que tal vez era fundamental en su vida, pero qué simplemente ella no le veía la importancia de su existencia.

- Lo único que sabes hacer es gastar, me tienes harto - Exclamó con irritación.

- Eso hubieras dicho desde antes que no te gustaba de mí, que veías algo negativo - Se defendió la mujer. - Pero solo quisiste ser como todos, bajarme la luna y las estrellas para después tratarme así. Eso debiste pensarlo antes de casarte conmigo y crear una familia -

- ¿Te molestas conmigo? ¿Tú eres quien se molesta? Sabes que tenemos problemas de economía, tú estúpida empresa no da más frutos -

Jennie Kim se adentraba a su casa después de un día agotador en la Universidad, cerrando la puerta con sumo cuidado para no llamar la atención de sus padres que parecían discutir, y sí, la castaña se refería a su padre, no entendía que había hecho en la vida para tenerlo que pagar con una figura paterna tan dura como lo era él, no solo con ella, sino con su madre.

- Humm - Pero su madre se percató de su presencia cuando la vio llegar e ir hacia las escaleras. - Jennie - La llamó. - ¿Tienes hambre? - Dejó de estar sentada en el comedor para ir hacia ella. - ¿Cómo te fue? -

- Mmmm - Muchas preguntas para ella, era preferible contestar las esenciales. - Yo no..... -

- Que bueno que estás aquí - Pero a su padre siquiera le interesó. - Es mejor para que lo sepas de una vez -

- Joseph - Le reprochó su esposa, al haber interrumpido a su hija. - Jennie iba hablar -

- Solo diré algo pequeño y rápido - Dijo sin importancia el hombre. - Más te vale que no gastes tanto dinero en las tarjetas de crédito, Jennie. Porque la empresa no va para nada bien, estamos en quiebra, de hecho, tal vez venda alguno de los autos, o mudarnos a un vecindario menos prestigioso. No alcanzará mucho tiempo para tu colegiatura, mucho menos para que te la pases gastando como tu madre de loca en compras, joyas o ropa tan costosa. No solo es la quiebra, en serio que sería la pobreza esto - Se acomodó su traje y se levantó del comedor para salir de la casa como sin nada. 

- Vaya - A la castaña le sorprendió, un poco, pero claro que le sorprendió. Estaba acostumbrada a ser una persona con expectativas altas. Sobre todo nunca pasar por bajas y siempre estar en la cima, en todo el sentido de la palabra. - ¿Es cierto lo que dijo él? - Fue hacia su madre.

- Sí, Jen. Lamentablemente es cierto, me mostró las estadísticas y sí, no sabe si relacionar algún convenio con otra empresa, quizá sí hay vías alternativas para solucionar el problema, solo que el obstáculo más grande es que no hay dinero, es eso, puede hacer muchas cosas, pero para tratar de solucionar necesita dinero, y dinero no hay - Decidió ser sincera.

- Esta bien, trataré de tener un bajo perfil en las cosas que haga - Ya estaba preparada para encerrarse en su habitación, pero la detuvo la voz de su madre.

- Jen, esto no es de tener un bajo perfil. Esto es realmente de abandonar todo el dinero que tienes en las tarjetas de crédito para guardarlo, ahorrarlo. Algo - Alzaba sus manos. - Te lo estamos diciendo en serio, hija. Pueda ser que a la vida que estás acostumbrada a tener desde pequeña, desaparezca -

Deception // JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora