☆Capítulo Tercero (Parte 1)☆

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KYLIE

Cuando eres joven asumen que no sabes nada.

Kylie se encontraba con su prima en su cafetería favorita desayunando y mirando a través de las ventanas de cristal la ajetreada vida de los demás habitantes de la ciudad.

Rió con fuerza cuando Britney le contó cómo fue el rompimiento con su novio y varias personas la miraron con mala cara.

Bajó la vista y sus mejillas se tornaron rojas cuando se percató de que era el centro de atención.

Por un momento sintió que lo único que la protegía del mundo exterior y de las miradas acusadoras que le estaban dirigiendo era el enorme mechón de cabello que cubría la mitad derecha de su rostro, ocultándola del mundo.

—¿Qué acabamos de hablar acerca de siempre bajar la cabeza? —la regañó Britney luego de lanzarles unas cuantas miradas de "métanse en sus propios asuntos" a todas las personas que las estaban mirando.

—¿Que... está bien hacerlo cuando te sientes atrapada?

Britney tomó un sorbo de su café y enarcó una ceja en su dirección.

—No, que NUNCA —hizo énfasis en esa palabra— debes hacerlo.

Kylie se mordió la lengua para no contestar y su prima pareció notarlo.

—Puedes hablar —dijo Britney con un tono de voz serio y divertido al mismo tiempo—, no voy a morderte o algo así.

Kylie suspiró y acto seguido tomó una gran bocanada de aire.

Y... aquí viene el vómito verbal.

Es la costumbre —comenzó, hablando en un susurro—, desde pequeña noté que las personas te tendrán más... cariño... si eres sumisa. ¿Y qué mejor forma de mostrar sumisión que bajar la cabeza? Eso es lo que se espera de los jóvenes de ahora : que sean sumisos. Que se abochornen por todo. En el mundo hay dos tipos de personas ¿sabes?: los que tienen el poder, y los que no lo tienen. ¿Qué crees que esperan los que tienen el poder de los que no lo tienen? —preguntó, más al propio aire que a su prima—. Que les respeten, que se "inclinen" ante ellos. Eso es lo que esperan. Yo siempre he estado dentro de los que no poseen el poder y todas estas personas —hizo un pequeño gesto señalando todo el lugar—, incluyéndote, dentro de los que sí lo tienen.

Britney ladeó la cabeza.

—¿Qué te hace pensar que yo tengo el poder?

—Más bien, ¿qué no me hace pensarlo? —dijo con un ligero tono de fastidio, casi invisible, recordando todas las veces que de pequeña deseó que ella y su prima intercambiaran lugares mágicamente; y la vez que Britney le dijo: "desearía ser tú" y ella casi le cuenta todo... por suerte solo le contó una pequeña parte, pero fue suficiente para que se volvieran inseparables.

Una vez oyó decir que las memorias dolorosas unen a las personas; y sí que era cierto.

Ella y Britney se unieron de la forma más cruel e inseparable posible.

Los recuerdos la golpearon y su rostro se contrajo en una ligera expresión de dolor, sumiéndola en una especie de bucle en el que se repetían las mismas escenas, relacionadas con su niñez.

Hechos de Papel y TintaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora