CAPITULO 3

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NATHAN

Aun no puedo creer lo que ven mis ojos, la chica que acaba de entrar es nada mas ni nada menos que  Elizabeth Grecco mi mejor amiga esta aquí con Meredith, ¡cuando invite a las chicas a las fiesta de Greg no espere que Ely vendría!. De Meredith no lo dudaba pero de ella no me lo esperaba ya que ella es muy cerrada no le gusta socializar mucho, pero lo que más me impacta es como viene, esta ¡hermosa!, jamás la había visto así, aunque siempre ha sido hermosa en los años que la conozco nunca la había visto vestir así, esa falda que talla sus curvas, su cabello largo batido rojizo, sus labios rojos, y esa sonrisa que idiotiza a cualquiera. ¿Es difícil no verla? pero soy arrastrado por esa morena me saca de mis pensamientos, la cual me lleva a la pista sin poder decirle nada y me deja como un completo idiota delante de ella, veo como su seño se frunce mientras soy arrastrado a la pista.

Después de un rato de bailar con ella, aunque siendo sincero mi cabeza no estaba del todo aquí mis pensamientos estaban con Ely y empiezo a buscarla entre la gente y no la encuentro y sin darme cuenta llego a la salida la encontré, y se estaba a punto de irse y eso no lo puedo permitir.

– ¿A dónde vas? - Le pregunte 

Y ella me responde.

– ¡Vaya hasta que te dignas hablarme!

>> Me voy no me siento incomoda sabes que no me gusta este tipo de ambiente, ni socializar, no me gustan las fiestas, no me gusta ni las bebida, realmente vine para darle gusto a Mer pero no tengo idea donde está, y tú estabas muy ocupado con la morena esa así que prefiero irme.

Y en ese momento pensé no puedo creer lo idiota que soy tengo arreglar esto.

– Oye calma fiera,  vamos a calmarnos, esta noche se que me puse raro y me fui con la morena, la cual no me acuerdo su nombre pero si te quedas prometo que será una noche contigo siempre serás mi favorita, prometo darte una noche inolvidable pero no te vayas.

Con los nervios de punta a la espera de su respuesta.

Me responde con una sonrisa.

– Y está bien lo lograste pero prométeme que no me dejara sola como lo hizo Mer.

Su respuesta me robo una sonrisa.

–Estupendo lo primero que haremos es bailar.

Ella sonrió y me respondió.

–Sabes que bailar no sé bailar.

Eso se puede arreglar con una sonrisa la arrastro a la pista y empezamos a bailar con la canción de quédate de Quevedo y es el momento del curo y empezamos a brincar y cantar.

Quédate que las noches sin ti duelen tengo en la mente la pose y todo los gemidos que ya no quiero nada que no sea contigo.

Es difícil concentrarme con ella cerca, ella es todo lo que un hombre quisiera tener, el único defecto es que es mi mejor amiga, y no quiero perderla, ella y yo somos todo lo que necesitamos en este mundo tan dañado.

Termina la canción voy a la cocina por bebida y ella me acompaña, tome un shot de tequila se lo prepare y se lo entregue y ella me miro como si estuviera loco.

Ella se me quedo viendo de una manera que me da risa.

–¿Por qué me miras así?– Le pregunta alzando una ceja.

–Estás loco si crees que voy a beber eso.

Con una sonrisa burlona le paso el vaso.

–Es hora mi amada Elizabeth que aprendas a tomar y quien más para ser tu maestro que este guapísimo y caliente amigo.

A lo que ella me responde.

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