El elegido por la diosa del caos

•pag 15• no queda nadie más

El rey crea una cúpula de color morado del tamaño de un estadio, extendió un dominio mágico que multiplica sus habilidades y con la cuál comienza a crear su propia tormenta, pero ya no es como en su juventud comenzando a desgastarse sobremanera. Gunther de nuevo comienza a toser por el veneno de las anularañas y Tholl aún continua su incontable Dash pero sus manos están tan dañadas que está usando una daga que atoro en sus metálicos brazaletes. Pienso un poco que debería hacer... Hum... oh Lo tengo!, me pongo en un punto específico y llamo la atención del orco, no quisiera ser tan específico pero mandé a la mierda a él y toda su familia real

Ahora sin poder usar bien sus brazos se pone serio y carga un poderoso Dash, cuando frena la carne escurre y el orco da un suspiro al estar por terminar con la escoria humana. Grande fue su sorpresa al ver que quien recibió ese impacto fue Gunther, el veneno hace fallar su magia y tan solo tenia que observar a Gunther y sincronizar su deficiencia con ese Dash y su caída

-¡Esto va por Nora!- Grito levantando la espada de Nora clavándose directo en el torso, también estoy débil y la espada se atora en sus costillas me da igual reventar mis músculos una vez más y exprimo mi habilidad para ganar fuerza. Su mirada es de furia y confusión por no saber que paso, tras mio está lo que queda de Gunther -Idiota, no debiste forzar volar- "crack" Gunther se hecha para atrás y Tholl como último recurso hace reventar el lugar de una explicación eléctrica pero aún puedo sostenerme de la espada atorada, de la cuál me aguanto la carga eléctrica y aplicó más presión, una vez más exprimo mis músculos a pesar de mi salud. La espada de Nora está bastante mellada después de tanto descarnado forcejeo con el Orco, no puede cortar más pero si que pudo arrancar la espada con aún con un gran pedazo de carne de su trozo

Mi respiración se agita sobremanera pero puedo controlarme un poco mejor que otras veces

Nora ganó, ella sola pudo hacer inservibles las manos del rey orco, lo apuñaló y debilitó y ahora su espada lo a dejado moribundo, yo me acerco a ese idiota, uso la espada para clavarla en su brazo derecho y la última daga de su propio arsenal en la mano izquierda, de mi inventario saco un cristal medicinal que ayuda a no dejar morir tan rápido aún herido... Dejaré al hijo de perra crucificado en el piso, si tiene suerte el cristal allí dejara vivo hasta mañana, con las tripas fuera

Gunther continua con vida

Usa lo que queda de su magia para hechizar el lugar, toca el piso haciéndolo burbujear partículas azules, a pesar de los escombros y los cadáveres, del piso montones se figuras lucidas como almas corruptas salen del piso, solo el torso o los brazos y comienza a tomarnos, como si fueran grilletes nos inmoviliza

-Noooo!!, tu eres el puto demonio!- con una mano se sostiene la herida y con la otra me señala a mi con rabia sin importar el líquido que escurre de su boca y oídos

-yo?, ustedes vinieron como las armas desembainadas

-eliminaste a mi amigo Tholl, a mi hijo, mi gente, eliminaron las razas inocentes de este mundo... Cuando será suficiente para ustedes?

-somos humanos no?, solo somos así... Entiendes?

Una vez más se pone a levitar y pone a orbitar a su alrededor montones de roca las cuales comienzan a darle forma puntiaguda -no tengo prisa para matarlos-. Un estallido hace dirigir sus proyectiles a todas partes, clavándose en mi cuerpo, el de Arlo y el rey

"¡¡Bang!!" Un chorro de sangre sale del pecho de Gunther, Al parecer Adi tiene muy buena puntería, no tubo empacho en dispararle al rey de los elfos obscuros. Esto hace retorcer al rey y llenarlo de furia impotencia, usando toda su magia para un atacarme con proyectiles y efectos distintos que me hacen tener un abanico de efectos desagradable. Se aproxima a mi con pasos furiosos a pesar de estar dejando salir de cada orificio ese líquido verde combinado con sangre, conforme se acerca a mi se ve menos sano y sus ojos se oscurecen hasta que, apenas a un par de pasos de mi cae al piso, creando un charco de sangre y dejando su corona rodar por el piso