ᴊɪꜱᴜɴɢ'ꜱ ɢɪʀʟꜰʀɪᴇɴᴅ [ᴄʜᴀɴᴍɪɴᴀ]

Capítulo Seis

Mina despertó una hora después de haber hecho el amor con Chan, olfateó desde su habitación, el rico aroma a carne provenir desde la cocina. Sonriente, se colocó su ropa interior y salió, en el pasillo, halló el buzo canguro negro de Bang y sin dudarlo, se lo puso. Era tres veces más grande que los suyos, además tenía el perfume de Christopher en éste.

Lentamente caminó debido al cansancio físico de su cuerpo, aún no recuperaba del todo las energías gastadas horas atrás.

Al llegar, el de cabello naranja se encontraba de espaldas a ella mientras picaba un par de zanahorias. Parecía tan centrado en su labor que, no logró percatarse de cómo Mina rodeó su cintura y apoyó una de sus mejillas en uno de sus fuertes brazos. Chris sonrió de lado, dejando el cuchillo sobre la mesada, acarició las manitas de Myoui. Eran tan pequeñas y tan suaves con sólo tocarlas.

—Despertaste, bella durmiente.—mencionó manteniendo dicha posición.

—Mis fosas nasales no se resistieron a ese tentador olor a carne. ¿Qué preparas?.—pregunta observando un par de zanahorias cortadas, cebolla picada y ajo triturado. La carne en la bandeja condimentada lista para ser metida al horno junto a unas cuántas papas alrededor.

—Ya verás, hermosa—dijo dándose la vuelta, quedando de frente a Mina, besó sus labios con suavidad—. ¿Todo bien?.

—Si te refieres a mi cuerpo, sí, está bien.—dijo colocando las manos de Chan en sus caderas.

Bang sonríe ladino. Aprovechando el momento, se permitió explorar con toques, el cuerpo de su rubia. Mina por leves momentos reía a causa de dichas caricias, sin embargo, quedó sorprendida cuando una mano del mayor fue a parar a su vientre.

—¿Qué-...

—Sólo estoy tocando, no imagines otras cosas.

—Bien, lo que digas.—dijo sin más, dejó al alto tocarla como él quisiera.

En realidad, sí pasó ese pensamiento por la mente de Chris. Dudaba algún día poder concretarlo, no estaba seguro del futuro que les esperaba a ambos. Lo que sí podía afirmar es que, no quería alejarse de Mina, al menos no ahora.

—Sabes, deberías darte una ducha. Aún falta para que el almuerzo esté, así estás más relajada.

Myoui hizo un puchero, apartarse de Christopher era como si estuviera cometiendo un terrible delito. Sin embargo, asintió obediente. Besó unos minutos más al mayor y subió a ducharse, no sin antes recibir una fuerte nalgada del de cabello naranja. Por supuesto, hubo quejas por parte de la rubia bajita pero éstas mismas desaparecieron con el fugaz beso que casi la dejó sin aire.

—No juegas limpio, Bang.

—Lo sé y te encanta mi descaro.—mencionó dejándola justo en la puerta del baño, ni siquiera supo cómo llegó hasta ahí.