Encuentros Místicos y Alianzas

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Continuó con voz firme: "También has tenido un encuentro con los Umbragrim, criaturas que emergen de las profundidades de la oscuridad. Seres que se deslizan entre las sombras como si fueran humo vivo. Adoptan múltiples formas, incluso las humanas, pero sus rostros están envueltos en sombras, carecen de rasgos reconocibles. Visten capuchas y túnicas negras que ocultan su figura, dejando al descubierto únicamente la vorágine de mandíbulas poderosas y bocas llenas de diminutos dientes afilados. Son formidables en su fortaleza."Aldrin hizo hincapié en el peligro que representaban: "Estos seres fueron responsables de la tragedia que asoló a mi familia hace mucho tiempo, y ahora han regresado. Saben de tu paradero y comprenden la magnitud de tu existencia. Esta es la razón por la que debemos actuar sin demora.

Aldrin  sacó un pergamino y me lo entregó con una sonrisa, diciendo: "Este pergamino será de gran utilidad en nuestro viaje. Espero que te agrade". Luego, entregó otro pergamino a Barret , miró a Athenea y se disculpó: "Lamento no tener otro para ti,amiga".

Después de este gesto, Aldrin continuó: "Ahora, puedes usar este pergamino. Conéctate con él y, cuando sientas que estás listo, libera tu magia. Esto fortalecerá tu vínculo con la naturaleza y te proporcionará una defensa contra las amenazas que enfrentaremos. La magia de este pergamino será un escudo y una fuente de fortaleza en nuestro viaje".

Lyssander abrió el pergamino y, en un acto de profunda concentración, conectó su magia con el pergamino mientras leía las palabras impresas en él. Con voz suave, susurró: "Kanduraithar Drakhael".

Un intenso resplandor mágico brotó de su ser, envolviéndolo en una aura brillante. El ambiente  se llenó de magia y misterio cuando, frente a Lyssander, se materializó una criatura asombrosa y mágica: un grifo de dos cabezas con el cuerpo de un guepardo y una cola con aguijón de escorpión.

Las dos cabezas de la majestuosa criatura miraron a Lyssander con ojos inteligentes y llenos de sabiduría, mientras sus alas batían en el aire con gracia. Este poderoso guardián, una manifestación de la magia de los pergaminos, estaba listo para acompañarlos en su viaje con sus habilidades y su presencia imponente. Era un momento mágico y épico que marcaría el inicio de una travesía llena de maravillas y desafíos.

Quedé maravillado ante la majestuosa criatura que había invocado, un grifo de las Lunas Gemelas. Este ser era una montura que combinaba lo mejor de dos mundos, con dos cabezas, una representando el día y la otra la noche.El sylvarin me explicó que la cabeza del día tenía un pelaje dorado y ojos centelleantes que reflejaban la luz del sol. Esta cabeza simbolizaba la vitalidad y la claridad, y cuando asumía el control, permitía ver grandes distancias y era especialmente efectiva en misiones diurnas. En cambio, la cabeza nocturna tenía un pelaje plateado y ojos que brillaban como las estrellas en la oscuridad. Representaba la misteriosa belleza de la noche y, cuando asumía el control, permitía ver en la oscuridad, lo que la hacía ideal para la exploración en la oscuridad o en lugares sombríos.

Frente a nosotros, apareció una criatura majestuosa que dejó a Barret e incluso a mí completamente asombrados. Aldrin, el sylvarin, se acercó a la imponente criatura y comenzó a hablarnos sobre los gigantelks, unas criaturas que realmente desafiaban la imaginación."Los gigantelks son verdaderamente majestuosos", comenzó Aldrin, con admiración en su voz. "Se asemejan a los alces, pero son mucho más grandes y poseen una presencia impresionante. Su cuerpo está cubierto por un espeso pelaje que varía desde tonos marrones hasta grises, lo que les permite camuflarse perfectamente en los bosques y montañas que habitan."Mientras acariciaba al gigantelk con cariño, continuó su relato: "Sus fuertes y alargadas patas les otorgan una gracia excepcional incluso en los terrenos más accidentados, y sus cascos son tan resistentes como el acero. Pero lo que realmente los hace destacar son sus enormes cuernos, similares a los de los alces, aunque mucho más grandes y poderosos. Utilizan estos cuernos tanto para defenderse como para abrirse paso a través de la densa vegetación. A pesar de su impresionante tamaño, son criaturas sorprendentemente ágiles y pueden superar obstáculos con facilidad. Son seres apacibles y perfectos compañeros para travesías largas". Entonces Athenea miró con escepticismo a las monturas y expresó sus dudas: "No entiendo por qué necesitan estas criaturas. Los gigantelks no pueden volar, y ese grifo de dos cabezas no puede compararse con mi capacidad para volar. Lyssander, puedo adoptar mi verdadera forma y llevaros volando. Ellos no quieren pueden quedarse con sus mascotas."

Miré a Athenea, y luego mis ojos recorrieron la expresión de Barret y Aldrin. Fue un silente intercambio de miradas cargadas de incertidumbre, hasta que Drakar, la voz sabia que resonaba en las profundidades de mi mente, rompió el silencio con palabras llenas de autoridad."Lyssander," susurró Drakar en el rincón más íntimo de mi pensamiento, "tú y Athenea compartís un vínculo y un pacto que no debes olvidar". Sus palabras me hicieron reflexionar sobre la conexión especial que compartía con mi compañera alada.Pero Drakar  continuó: "Ten en cuenta que el camino hacia el cual nos dirigimos es un misterio, guardado celosamente por Aldrin. Tal vez necesiten nuestra ayuda en caso de que se vean envueltos en una emboscada. Por ahora, la sabiduría dicta que vallas con ellos, y que Athenea viaje a tu lado".

Le expresé a Athenea mi decisión de unirme a Barret y Aldrin, ya que no conocíamos el camino por el que nos llevarían, ni los peligros que nos esperaban. Pero también le mencioné mi deseo de viajar sobre los lomos de Athenea una vez que estuviéramos en una zona segura.Athenea me miró con seriedad y, con un toque de humor en sus palabras, respondió: "De acuerdo, pero no creas que me agrada la idea de ir sobre el grifo. Iré caminando, y si llegara a cansarme o quedara atrás, adoptaré mi verdadera forma y volaré por los cielos. Pero de ninguna manera iré sobre esa criatura."

Me acerqué a Athenea y la abracé, expresando mis temores y preocupaciones sobre separarnos. Le dije que no me gustaba la idea de que le pasara algo y que prefería que viajara conmigo sobre el "Grifo de las Lunas Gemelas," al menos para mantener un ojo en ella.Aldrin advirtió que eso podría atraer la atención si alguien los veía volando. Athenea respondió con seguridad que solo se uniría a nosotros en el grifo si fuera absolutamente necesario. Miré  Athena con una sonrisa y le propuse: "Si ves que no mantenemos el ritmo, iremos a pie, y yo montaré encima de ti, ¿de acuerdo?" Ella asintió complacida y dijo: "Vale, cuando quieras, nos marchamos."El Sylvarin se unió a Barret montando sobre la montura, mientras yo me encontraba sobre el "Grifo de las Lunas Gemelas." 

Y mientras acariciaba las cabezas de los glifos  De nuevo 

Drakar, el anillo de sabiduría, resonó en mi mente con sus palabras perspicaces: "La sfinge puede ser cabezona, pero es evidente que anhela compartir tiempo contigo y valora la conexión y el pacto que compartís. Sin embargo, esa terquedad puede convertirse en un obstáculo que, en el futuro, podría acarrear problemas. Sería aconsejable que compartieras tus inquietudes con ella en un momento en que podáis estar a solas, para fortalecer vuestro entendimiento mutuo y prevenir malentendidos en nuestro viaje."

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