Capitulo 25

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Por primera vez en años estaré sentado en una comida de Acción de Gracias. Cuando Eugenia llamó y extendió la invitación la acepté inmediatamente. Sabía que pasar el fin de semana con Mar y Cris estaba completamente fuera de discusión. Luego de que estuvo aquí para la feria, las cosas entre nosotros se tornaron tensas y eso, una vez más, fue mi culpa.

Me di cuenta que había jodido las cosas con ella y probablemente para ella.

Llegar a Beaumont es mejor esta vez. Me voy a quedar en la casa de Eugenia en vez de un hotel y estoy agradecido por eso. Seré capaz de pasar buenos momentos con Cris en la comodidad de una casa. Él y yo pasaremos el sábado buscando casas porque el viernes prometí vigilar a las gemelas para que Eugenia pudiera ir de compras.

Conduzco a través de la ciudad esperando ver un vistazo de Mar en la tienda. Sé que es una apuesta arriesgada, pero estoy desesperado. Estoy enamorado de una chica que no puede corresponderme. Tengo que tomar lo que pueda conseguir. Conduzco dos veces, ambas en vano.

Deteniéndome en el camino de la entrada, en la casa de Eugenia, Aleli se para y me ondea una mano desde la parte trasera de la camioneta. Cuando salgo de mi rentado, ella está saltando arriba y abajo gritando mi nombre.

—Hola, señorita Aleli. —Abro el maletero y saco las maletas. Empaqué ropas extra esta vez solo en caso de que decida quedarme más de una semana. La última vez que estuve aquí por casi dos semanas terminé comprando más ropa. También recogí el bolso contenedor Apple de la laptop que compré para las chicas. Quiero ser capaz de hacer video-llamadas con Aleli y mirar fútbol con ella para que no esté sola los domingos.

—¿Qué hay en el bolso, tío Peter? —Me detengo en seco cuando me llama tío. Esto era algo de lo que Nico y yo bromeamos muchas veces cuando habíamos hablado de nuestras vidas y la dirección a la que se estaban dirigiendo.

—Oh, nada importante solo regalos para ti,  Luz y tu mamá. —La emoción en su cara vale la pena que le traiga regalos. No estoy seguro de cómo va a reaccionar Eugenia a ellos o si incluso los aceptará.

Aleli me guía a la casa. El olor a pastel de calabaza hace que mi estómago gruña. Eugenia está en la cocina con un delantal atado alrededor de su cintura, como Luz. Eugenia se acerca para recibirme. La beso en la mejilla a la vez que me abraza.

—Gracias por invitarme.

—Bueno, Aleli necesitaba a alguien con quien mirar el fútbol mañana. —Miro a Aleli que se encoge de hombros. Ella está sosteniendo la mano de su hermana esperando con impaciencia los regalos que traje—. Aleli te mostrará tu cuarto.

Sigo a Aleli abajo.

—¿Recuerdas la TV?

—Claro —contesto. Doblamos la esquina en la habitación de Nico y veo por qué me ha traído aquí. Tiene un agujero enorme en el centro—. ¿Qué sucedió?

—Luz se volvió loca y lanzó el balón de fútbol de papi hacia él.

No sé qué decir así que solo cierro la boca. He sido padre por poco más de un mes por lo que no estoy calificado para manejar este tipo de cosas.

Aleli abre una puerta y entra.

—Esta es la casa del perro.—No puedo evitar reír porque no solo es aquí donde Nico pasaba probablemente mucho tiempo, sino que está decorado como tal. Tengo que agradecerle a Eugenia por traerme humor a mi vida. Aleli me deja para que me instale. Le mando un mensaje a Cris para dejarle saber que estoy en la ciudad y en la casa de Eugenia, y que nos veremos el viernes. Quería verlo esta noche o mañana, pero Mar fue insistente en que él pasara las vacaciones con ella, Pablo y sus familias. Realmente no podía discutir con ella, así que acepté lo que ella dijo y lo dejé pasar.

Llevo mi bolsa de golosinas conmigo cuando llego arriba. Eugenia está sentada en la mesa, sus dedos frotando sus sienes. Puedo ver una chequera abierta y un montón de facturas. Retiro la silla y me siento frente a ella y la palmeo con suavidad. Ella intenta sonreír, pero ha estado llorando.

—¿Dónde andan las chicas?

Recoge los papeles y los empuja a un lado.

—Están mirando una película en sus cuartos.

—¿Quieres hablar de aquello? —Señalo la pila de facturas. Ella sacude la cabeza, limpiándose las lágrimas de su cara.

Siempre serás para mi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora