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— ¿Por qué están aquí solos?
— ¿Podés irte?, trato de decirle algo a Juan — dijo en un tono grosero a él pelirrojo, parecía hostigado, aunque tan solo les haya preguntado qué hacían ahí.
Este se lo tomo con indignación — ¿eh? — dijo ofendido para seguir hablando — Lo siento, pero no dejare a Juanito solo.
— Ollie, déjame hablar con el, ¿si? — Juan le dijo tranquilo a su amigo, evitando que Spreen hablara o hiciera algo, tomando en cuenta que estaba ebrio.
— Está ebrio, Juan.
— lo sé. — le regaló una sonrisa tranquila.
Ollie lo entendió, Juan no estaba en peligro y solo estaba siendo paranoico. Al ser personas que se la pasaban solas no estaba acostumbrado a que su amigo pasara tiempo con alguien más. Lo entendía y apoyaba, pero inconscientemente estaba algo celoso de que le quitaran a su amigo. Tras la sonrisa de Juan, decidió dejarlos solos, al parecer era importante — está bien.., lo siento
— no te preoc-
— ¿Ya te vas a ir? — interrumpió el mayor de todos
— Si, si — dijo, seguido tomó paso a la puerta (tan solo se dio la vuelta) para bajar al piso de abajo con el resto. Aunque no sabría que hacer allí, no conocía nadie.
« esperaré a Juan » se convenció.
Mientras tanto en la habitación en la que ahora solo yacían los dos adolescentes viéndose, no hablaban. Era tan silencioso que ni el sonido de la fiesta estaba presente. Tenebroso.
— ¿Y bien? — Juan se relajó, debía tomárselo con calma, estaba tratando con una persona que no estaba en sus cincos sentidos.
Spreen se acercó a él, lo tomó de las manos y lo miro a los ojos.
— No lo sé.. — rió, se sentía un idiota y egoísta por no decirle nada y acobardarse en ese momento. Ni el alcohol más fuerte le deja decirle la verdad sin miedo, a pesar de que el tiempo se esté acabando y para cuando lo diga, será tarde.
El castaño solo suspiró y rodó sus ojos — Spreen, puedes decírmelo.
Guardo silencios por unos segundos, pensando que decir — Te amo
¿Te qué?
¿Qué acababa de decir?
— ¿eh? — Definitivamente esperaba de todo menos eso.
— Olvídalo — y volvió a reír.
« Pensé que estaba tomado, no drogado, parece idiota riéndose de todo. »
—Buena broma — río sarcástico — Si era solo eso, vamos abajo antes de que te de un ataque y crean que te maté
En realidad su corazón había brincado por todo su pecho y su sonrisa era incontenible. Spreen lo amaba.
Mientras bajaban la mente de Spreen lo castigaba por no decirle a Juan lo otro que quería decirle. Aun que, al estar ebrio, podría fingir que nada de eso pasó.
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