El emperador Jeon últimamente se encontraba de mal humor, todos lo sabían, pero desconocían por completo la razón de su descontento.
Todos en la corte temblaban al ver su repentino arrebato de enojo, parecía querer descargar su ira con cada mínimo error que cometían los diferentes cortesanos y ministros.
Los sirvientes se sentían desconcertados al ver a su gobernante repentinamente melancólico, mirando al techo o el suelo en un estado de desconcierto, parecía un poco triste.
La mayoría de las personas se habían dado cuenta de este extraño fenómeno, todos, excepto la emperatriz, que parecía ni siquiera sospechar el estado de su esposo. Con esto, todos asumieron, este estado de ánimo extraño se debía seguramente a la emperatriz.
Los rumores habían comenzado a circular, pero la pareja no parecía notarlo ni escucharlo.
La realidad demostró que los rumores no estaban lejos de la verdad, Jungkook estaba enojado, y si que tenía que ver con su amada emperatriz, pero no estaba enojado con su bebé, aunque más que enojado, estaba muy celoso.
Dos meses completos habían pasado desde que recogieron al pequeño Bichón maltés, el cachorro era adorable y pegajoso, con ambos, pero tenía una especial fijación con su esposa y Jimin amaba corresponder su entusiasmo con caricias, premios o paseos de solo ellos dos.
Esto tenía al emperador muy celoso, hace un tiempo que ambos no vagaban por el pueblo, extrañaba disfrutar a solas con su bebé de la prospera apariencia de la capital.
Sí, tenía celos de un cachorro.
—¡No corras, Gureum!—Jungkook suspiró al ver como su esposa perseguía alegremente al cachorro por todo el estudio, el pequeño Can ignoraba su llamado mientras se acercaba a sus piernas.
El pelinegro no pudo evitar acariciar su peluda cabeza, una sonrisa suave surcó sus labios antes de mirar a Jimin, que ahora finalmente tenía al perro en sus brazos. El rubio pareció darse cuenta de dónde estaba y se sonrojó, mirando a su esposo con disculpas brillando en sus ojos oscuros.
—Lo siento, amor. Gureum no quería bañarse y salió corriendo, no sé como termine aquí, perdón si interrumpo tus tareas.—Jungkook le sonrió mientras disfrutaba en silencio de las bonitas mejillas sonrojadas de su bebé.
—No te preocupes, Minnie.—le restó importancia con un gesto. El rubio pareció pensar algo y sus sonrojó aumentó, miró al pelinegro con los ojos llenos de expectativas.
—Entonces, ¿puedo pedirte algo? Es algo muy pequeño.—hizo un gesto con la mano, afirmando lo pequeño que era, una sonrisa tímida en su rostro inocente, Jungkook amó esta mirada y su linda carita.
—Sabes que si amor, lo que quieras, así se hará.—dijo mientras leía unos papeles, aunque en su mente no entraba nada de la información, igual siguió leyendo y firmando lo que debía firmarse.
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𝐋𝐚 𝐄𝐬𝐩𝐨𝐬𝐚 𝐃𝐞𝐥 𝐄𝐦𝐩𝐞𝐫𝐚𝐝𝐨𝐫 𝐊𝐨𝐨𝐤𝐌𝐢𝐧 ᴬᵈᵃᵖᵗᵃᶜⁱᵒⁿ
RomanceEs bien sabido que el emperador Jeon Jungkook es un buen gobernante, tranquilo, inteligente; también lo suficientemente frío y sanguinario para no dudar en eliminar a sus enemigos. Sin embargo, también se sabe que su pequeña esposa, Park Jimin, es s...