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Entraba sintiendo el temor en sus piernas una vez más.
cada vez que Esteban se acercaba a la floreria de la avenida sus extremidades parecían volverse de goma y siempre tenia la sensación de que le iban fallar.

tomó todo el aire que pudo aspirando junto a él el aroma de las flores, y se encaminó una vez más hasta el mostrador.

había gente, un par de señoras contemplando los girasoles y una chica de veintitantos preguntandole a él si las rosas tenían espinas o se las habían quitado.

y hablando de él, en cuánto Esteban entró al lugar levantó la vista y le sonrió de esa forma amable y maravillosa como casi cada día, porque si, Esteban iba casi cada dia allí.

aguardó que el lugar se desocupe con paciencia y ansiedad y entonces volvió a respirar y caminó hasta el chico que atendía.

-hola Estebi-le dijo mientras acomodaba unas macetas-que dia pesado ¿no?

-hola Francisco...si, hay...hay mucha humedad-comentó comenzando a morderse las uñas de nervios

Fran lo observó y con suavidad le quitó la mano de la boca

-te vas a lastimar, mi papá tenia ese hábito, hay productos buenos para eso

Esteban supo que el rubio siguió hablando pero ya no podía escucharlo, su piel sobre la suya parecía quemarlo, nunca se habían tocado y aquéllo lo alteró como si fuese un hormonal adolescente

-...y vas a ver que vas a estar mucho mejor...bueno, en fin,¿qué llevas hoy? entraron unos cola de mono muy lindos,tienen brotes

-yo...hoy...eh...-tartamudeo rascando su cabeza. no, no podía, no ahora, no hoy que Francisco lo había tocado y todo en él se había desprogramado.
sería otro día.

-hay flores también, unas raras de África, tienen como lunares rosas y...

-cola de mono esta bien-dijo apurandose antes de que su garganta se quedara seca

Fran sonrió y caminó hasta el sector de los cactus

-veni, elegi el que mas te guste

Esteban fue y todos le parecían iguales.
la verdad era que poco le importaban los cactus, suculentas, flores y enredaderas.
había pisado la floreria por primera vez hacia ya cuatro meses atrás en busca de una planta bonita para regalarle a su madre.
fue entonces cuando él y Fran se conocieron y él quedo tan flechado que desde entonces era todo en lo que podia pensar.

había intentado invitarlo a salir cientos de veces pero nunca había podido, cuando se armaba de valor y comenzaba su preparadisimo discurso, los nervios le ganaban obligandolo a echarse atrás.
en su lugar y para no quedar como un raro siempre terminaba comprando algo y convirtiendo su pequeño departamento en una verdadera jungla.

-eh...elegi una por mi, confio en tu buen gusto-le dijo más tranquilo. hoy no iba a declararse por lo que tampoco seria victima de un probable rechazo.

Fran eligió el que le parecía más bonito y lo preparó para que su mejor cliente se lo llevara.

Esteban pagó, le agradeció y salio a la calle.

una batalla perdida más del montón.

Entre flores: 𝐞𝐬𝐭𝐞𝐛𝐚𝐧 𝐱 𝐟𝐫𝐚𝐧𝐜𝐢𝐬𝐜𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora