Caminaron juntos bajo el paraguas de Fran hasta el departamento de Esteban que quedaba a pocas cuadras.
durante el camino, Esteban se sentía en las nubes,pero le parecía una escena tan romántica como surrealista, él junto al chico que le gustaba, bajo la lluvia en un dia gris, tan pegados como era posible para cubrirse del agua bajo el paraguas, caminando sin apuro como si ni el clima ni las demás personas existieran, charlando tranquilos mientras a su alrededor todo parecía perfectamente diseñado sólo para ellos dos.
se sentía en una de esas tontas películas románticas, con la diferencia de que aquéllo finalmente era real.
Llegaron poco después y entraron al departamento.
Fran pudo notar dos cosas.
una de ellas era que parecía un lugar pequeño pero muy bonito y cuidadosamente decorado.
la otra simplemente le hizo reír con ganas provocando una mirada de duda en el contrario
-o te gustan muchísimo las plantas o bueno...te gusto muchísimo yo-dijo mirandolo a los ojos
Esteban sonrió timido mientras sus mejillas se teñian lentamente, su casa parecía tener más plantas que la floreria misma
-yo..eh...no es que no me gusten las plantas, creo que son lindas para decorar y hacen bien con la respiración y...
-si te gusto muchísimo yo no me ofendo-dijo el rubio acercándose hasta el dulce chico que lentamente se convertía en una pequeña bolita de nervios
-...¿te gustaría eso?-preguntó casi en un susurro, parecia estar quedandose sin voz
-¿por que pensas que te pregunté lo de tu novia?
los ojos de Fran eran tan verdes y profundos cómo inquietantes, no bajaba la mirada nunca
-por...¿porque querías recomendarme plantas?
-porque quería saber si estabas soltero. si no activabas vos lo iba a hacer yo, me gustas un montón
el fuego le invadió el estómago.
estaba tan nervioso que solo deseaba que Francisco hiciera algo, lo que sea, con tal de no permitirle ponerse más ansioso de lo que ya estaba
-bu...bueno...fui el más valiente entonces
Fran sonrió y acortó el escaso espacio que aun existía entre los dos.
acercó su rostro a la mejilla ajena y dejó allí un pequeño beso tierno saboreando el aroma de la espuma de afeitar.
-tengo muchas ganas de besarte, ¿puedo?-le preguntó mirandolo a los ojos y rozando con sus manos el cuello. la pregunta parecía más un formalismo, pues estaba totalmente listo para hacerlo de todos modos
Esteban le dijo que si moviendo la cabeza como un niño pequeño y entonces el rubio hizo lo que venía queriendo hacer tanto tiempo atrás.
se besaron lento y torpemente, eran dos chicos que comenzaban a conocerse y no sabían bien que hacer, pero querían hacerlo de igual modo.
sus labios parecían ser perfectos los unos con los otros y mientras las lenguas timidas se probaban por primera vez, todo a su alrededor volvió a desaparecer.
sólo eran ellos fusionados de una forma dulce y rodeados de flores de todas las formas y todos los colores.
fin
