Domingo por la mañana, la habitación de Taro estaba impregnada de un silencio tan abrumador que parecía aplastarlo contra su cama. Un ligero rayo de luz que se filtraba por la ventana apenas lograba desvanecer la oscuridad que envolvía su ánimo. Las sábanas se aferraban a su cuerpo y en su mente, los pensamientos oscuros se agitaba sin cesar, envolviéndolo en desesperanza.
El teléfono había estado sonando constantemente desde temprano, llenando el aire con un zumbido irritante, y a pesar de estar en modo silencioso, cada vibración era como un golpe que resonaba en la habitación, recordándole la realidad que deseaba ignorar.
Taro se deslizó fuera de la cama, arrastrando consigo el peso de su desánimo, cada paso era una batalla contra la gravedad, sentía que lo hundía más y más. Se envolvió en una sábana, como si intentara protegerse, aun así el camino hacia la cocina parecía interminable, como la travesía de algún caballero, y cada paso era un esfuerzo, como si estuviera caminando a través de la nieve profunda, luchando contra algo invisible que intentaba detenerlo.
Al llegar a la cocina, sus ánimos se desvanecieron al encontrarse con estantes vacíos, esto es un golpe de la realidad, recordándole que incluso las necesidades más básicas parecían estar más allá de su alcance. Al ver todo vacío recordó que había utilizado todos los ingredientes la noche anterior al preparar la cena con Budo.
La sensación de vacío en su estómago le llego a afectar, pues tenia hambre, sin embargo, en medio de la cocina, una chispa de determinación comenzó a brillar en sus ojos. A pesar de los abrumadores sentimientos que tiene, Taro sabía que debía encontrar la fuerza para seguir adelante, aunque cada parte de el anhela desaparecer y con un paso lento pero decidido, se dispuso a enfrentar el día dirigiéndose a la tienda.
El camino a la tienda era un camino de recuerdos para Taro, cada paso que daba por las calles lo llevaba más lejos de la seguridad que alguna vez tenia, extrañaba la sensación de hogar y la calidez de su mejor amiga. En medio camino, su mente seguía perdida y de repente, un tropiezo lo sacó de sus pensamientos, obligándolo a levantarse rápidamente para evitar la vergüenza de la caída. Mientras se sacudía el polvo de los pantalones, una voz familiar lo interrumpió, con un tono sarcástico pregunto: "¿Acaso el golpe no te dejó oírme?", esa era la voz de Ayano Aishi.
Taro se detuvo, y girando Ayano estaba parada frente a él.
Taro - A-ayano - murmuraba - no esperaba verte aquí - mientras se esforzaba por mantener su voz firme
Ayano - Me entere de una situación por mi padre y vine lo mas rápido que pude - decía con su rostro inexpresivo - sabes que no soy buena para esto, pero lamento tu perdida - mientras ella lo miraba fijo
Taro - Gracias - hablaba triste mientras agacha la cabeza - es mucho viniendo de ti.
Ayano - Lo sé - mientras le levanta el mentón a Taro - pero no lo agradezcas.
Taro - La observa por un instante y desvía la mirada avergonzado - y ¿Qué estas haciendo aquí? - pregunta con duda
Ayano - Vine a verte - le responde de inmediato - ¿Por qué lo dudas?
Taro - Si fuera por mi, lo habrías hecho hace mucho tiempo - expresa con un tono de reclamo - ¿A que vienes? - pregunta seriamente
Ayano - ¿Qué no es obvio?, vengo a tomar el caso - decía mientras miraba fijamente a Taro
Taro - ¿Y porque? - respondía - !Osana no te importaba¡ - exclamaba subiendo su tono de voz
Ayano - se acerca y le susurra - Esto es mas grande de lo que crees, solo baja la voz y llévame a donde vayas - se aleja un poco y lo toma del brazo
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Solo Serás Mío (Budo x Taro)
FanfictionTaro es un chico completamente normal, sin embargo, se ve envuelto en una red de asesinatos y secretos, que no solo destrozara su corazón, sino también su amistad mas preciada. Taro aprenderá que la verdad es escurridiza, y la confianza puede tener...