Regalo de fiesta

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Era el regalo ideal, me decía por enésima vez mientras llevaba la caja envuelta con papel colorido y una tarjeta que decía "FELIZ CUMPLEAÑOS DIANA".

Llegue a la fiesta de mi amiga muy animada, realmente quería ver su expresión cuando abriera el paquete, pero tenía que esperar puesto que apenas comenzaba la celebración. Después del show de payasos, la merienda, el pastel, sus típicas "mañanitas" y algunos juegos infantiles llego el momento que más deseaba: la apertura de los regalos.

Uno a uno los fue destapando con energía, rasgando el papel y tirando a un lado los moños mientras descubría lo que había en el interior de cada caja o bolsa que le habían llevado. Ropa, peluches, chocolates, libros de colorear y dulces era lo que hasta ahora encabezaba la lista de lo que había recibido. Finalmente le toco el turno a mi paquete multicolor, lo vio, leyó la tarjeta y luego lo abrió sacando de su interior lo que consideraba el mejor regalo... una muñeca mediana de porcelana sobre una base musical.

Ella se emociono y puso la expresión tal y como la había imaginado, reí y aplaudí ante su alegría y le revele que había sido yo quien le había hecho tal obsequio, ella en agradecimiento me abrazo y me dijo que era la mejor amiga que podía tener. Todo había sido como lo había planeado.

Habían pasado 3 semanas desde que hubiera asistido a la fiesta de cumpleaños. Todo seguía transcurriendo normal y hasta rutinario en mi vida. Estaba columpiándome despreocupadamente cuando escuche el grito de mi madre diciendo que tenía visitas, deteniendo mí balanceo voltie a ver en la dirección donde estaba y vi a mi amiga en la puerta a su lado. Sonreí ampliamente puesto que pensé que había venido para jugar.

Después de saludar a su mamá corrí con Diana y le propuse jugar en los columpios, ella acepto pero no parecía estar bien, me siguió en silencio y caminando lento mientras que yo le platicaba sobre las cosas buenas que me habían pasado en el día, al llegar a los juegos ella volteo a todos lados como asegurándose que nadie estuviera cerca, tomo mi mano y me jalo detrás del árbol de nogal que había en la parte trasera del patio.

-¿Qué pasa? - le pregunte pero ella me silencio poniéndome su mano en mi boca.

-Shhh... ella podría oírnos- me dijo en un susurro.

La mire sin entender nada.

-Ella ¿quién? - le volví a preguntar imitando su tono de voz al quitar su mano.

-La muñeca que me regalaste... ella está viva... es mala- me dijo a pausas mientras seguía observando a los alrededores.

La observe fijamente esperando que se tratara de una broma, pero su expresión me decía que no era así, sobretodo porque se miraba realmente preocupada.

-Diana, ya tenemos 10 años, ambas sabemos que las muñecas son solo juguetes y que no pueden estar vivas-

-No, ¡te equivocas esta sí! ¡Es mala! Cuando me pasa algo malo como caerme o que me pegue ella se ríe, ¡el otro día trato de matarme! - me aseguro mientras me tomaba de los hombros agitándome.

- ¡Suéltame! Me lastimas y no sé de qué rayos hablas - grite empujándola y levantándome - ¡no se que te pasa pero estas loca! Las muñecas no pueden matarte-

Me di la vuelta y fui corriendo a donde estaba mi mamá platicando con la mamá de mi amiga, me preocupaba lo que decía y tenía que contárselos para que la ayudaran, sin embargo no pude llegar muy lejos porque ella había corrido tras de mí y jalándome de mi trenza me tiro al suelo poniéndose sobre mi viéndome bastante alterada.

-Es tu culpa... ¡TU LA TRAJISTE! - me grito al tiempo que me jalaba del cabello con fuerza- por tu culpa ahora no puedo dormir, ni jugar, ni comer, ¡TE ODIO! -grito golpeando mi cabeza contra el suelo una par de veces mientras yo me removía bajo de ella queriendo escapar.

-¡Aaaah! ¡Auxilio! ¡MAMA, MAMA! - decía mientras trataba de empujarla y sacármela de encima.

Nuestras madres llegaron casi inmediatamente, me quitaron de encima a Diana quien seguía aferrada a mi cabello y me gritaba cosas histérica. Su mamá se altero y se la llevo disculpándose mucho por el comportamiento de su hija.

A mí me reviso la cabeza mi papá para ver que no tuviera sangre, afortunadamente solo tenía dolor por los jalones que me dio.

A la semana siguiente mi mamá se entero por una vecina que Diana había muerto. Se había caído por las escaleras y se había abierto la cabeza con el borde de un escalón. Yo no lo podía creer. Si apenas hacia unos días ella había estado en mi casa y ahora me decían que había fallecido. ¿Cómo podía ser posible?

Mi mama fue al funeral que por petición de la familia se realizo en la casa de sus padres.

Aunque quería ver dentro de la caja me lo prohibieron porque decían que podía ser traumático para mí, así que para poder desaburrirme fui a la habitación de la que fuera mi amiga. Entre con cuidado y sin hacer ruido, conocía bien ese cuarto porque habíamos jugado muchas veces ahí, era el mismo lugar pero sin embargo se sentía diferente, como si también hubiera perdido vida.

Observe los juguetes, incluso aun tenia pegada en la puerta parte de la manta de su cumpleaños. Me sentí triste y sin poder evitarlo comencé a llorar, me senté en el suelo y llore poniendo las manos en mi cara para que no se escuchara.

Un ruido me hizo levantar la vista. Era una risa. Me fije alrededor para buscar de donde venia aquello, pero solo se escucho nuevamente una risilla entre infantil y tétrica. Creí que se trataba de mi imaginación por lo que decidí que era mejor irme de ahí antes que alguien me descubriera, además de que realmente sentía que algo no andaba bien en ese lugar.

Esa noche en mi casa aun no podía creer lo que había pasado, realmente me parecía algo imposible que la que fuera mi amiga desde el jardín de niños ahora ya no volvería a jugar o a reír conmigo. Me sentí mal porque la última vez que nos vimos habíamos terminado peleando.

"La muñeca que me regalaste está viva" "es mala" "intento matarme"

Recordé de pronto esas palabras y me senté de golpe en la cama, acaso era posible que... no, no podía ser así, la muñeca no podía haber sido la causante de la muerte de Diana. Observe mi habitación a oscuras y sentí un escalofrió recorrerme. ¿Y si era verdad? ¿Y si realmente había sido asesinada? Si eso era cierto entonces...

- ¿Dónde está la muñeca ahora? -me pregunté a mi misma sintiendo como mi corazón se oprimía.

Me quede así por un par de minutos, tratando de calmarme, no, no podía dejarme llevar por la sugestión de que una muñeca podía asesinar personas, respire hondo para luego recostarme de nuevo. Debía dormir o terminaría volviéndome loca.

Cerraba y abría los ojos parpadeando lentamente mientras contaba ovejitas para dormir, con cada una que contaba daba un parpadeo. Mi mirada se perdía entre la puerta del ropero la cual me pareció que se abría cada vez mas. Para cuando cerré los ojos cansada no note que la puerta realmente se había abierto en su totalidad y que una sombra había salido para avanzar hacia mi cama.

Ahora estaba en el mundo de los sueños pensando en las últimas palabras de Diana.

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A la mañana siguiente la mamá de Lucy fue a despertar a su hija para que fueran juntas al entierro de su amiga Diana, pero al entrar lo que descubrió la hizo gritar con horror.

La pequeña estaba muerta en su cama en medio de un charco de sangre que salía de una herida profunda en su garganta, misma que había evitado que gritara, en la mano de la niña se encontró unas tijeras cubierto del líquido carmesí.

Las autoridades atribuyeron el suceso como un suicidio debido al trauma que de seguro había sufrido la menor por perder a su mejor amiga y que había actuado así en un momento de depresión; aun y cuando los padres negaban que su hija pudiera hacer algo parecido, ese fue el veredicto final.

Después del entierro de ambas pequeñas (ya que fueron sepultadas el mismo día), el velador del cementerio comento que algunas veces durante la noche se podía escuchar una melodía de caja musical parecido a una risa infantil proveniente del lugar donde se encontraban las lapidas de 2 niñas, pero que al buscar la causa solo logro encontrar una muñeca de porcelana hecha pedazos

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