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Flurry Heart estaba en el balcón de su palacio, mirando hacia la noche.

A través de pequeños claros en la fina capa de nubes que cubrían el cielo, vislumbró estrellas brillantes contra el oscuro telón de fondo del cielo nocturno. Una suave ráfaga de nieve cayó y espolvoreó la ciudad de cristal con sus suaves copos. Aunque estaba en la nieve, Flurry no tenía frío; se había acostumbrado a las bajas temperaturas que conlleva vivir en el norte y no le molestaban las salvajes caídas de temperatura tanto como a la mayoría de los ponis.

Durante los últimos meses, se ha sentido algo incómoda a la hora de hacer prácticamente cualquier cosa. El comer le resulta pesado y hasta a veces tiene unas ganas terribles de vomitar; el atender sus deberes se volvía cada vez más pesado incluso cuando se hacía cargo de una sola tarea a la vez; e incluso dormir se había convertido en un reto dado que casi no podía. Era espantoso el sentirse tan agotada en las noches y, aún así, no poder conciliar el sueño debidamente.

Sentía que algo malo se avecinaba, alguna especie de mal que trascendía cualquier cosa que Equestria hay enfrentado jamás, algo incluso peor de lo que su tía Twilight jamás hubiera visto.

Twilight... Flurry deseaba con todo su ser que ella hubiese elegido quedarse y guiarla nuevamente como cuando era una potrilla. Debía admitir que, incluso siendo la nueva gobernante del Imperio de Cristal, le hacía mucha falta la compañía de su tía... Y ni hablar de sus padres. Por Celestia, no había un solo día que no extrañase a toda su familia. Era una tortura saber que ella iba a vivir otros cientos de miles de años desde ahora, pero vería morir a quienes más le importan...

Tal vez en otro universo, Twilight decidió quedarse, o tal vez Twilight estuvo allí desde el comienzo, ayudándola y guiándola a ser mejor, haciéndola sentir segura y feliz... Pero si ese universo existía, era una lástima que este no fuera ese universo.

De todos modos, Flurry sabía que Twilight no se habría quedado aún si lo hubiese querido. Ella era del pasado, y si se quedaba, todo lo que había ocurrido hasta ahora no habría ocurrido. Tal vez no hubiera sido tan malo. Podrían haber arreglado muchas cosas, y tal vez así Flurry Heart no estaría sola a día de hoy... Pero pensar en ello solo la haría sentirse aún más triste de lo que ya se sentía, así que decidió ignorar esos pensamientos.

Además, ¿quién dijo que estaría sola? Ahora que Sunny se había vuelto una Alicornio también, ella seguiría allí. Es cierto que el duelo de ver a todos los que ama morir uno a uno afectaría mucho a la joven Alicornio, pero Flurry la entendería perfectamente, y haría lo que haga falta por poder guiarla y apoyarla cuando llegara el momento.

De pronto, sintió una presencia extraña a su espalda, pero ya parecía reconocerla, por lo que sonrió y rió ligeramente.

—Nunca de cansarás de aparecerte de esa forma, ¿o sí, Discord? —preguntó la Alicornio con diversión, dándose la vuelta para encontrar a Discord comiéndose una taza de té.

—¿Qué puedo decir? ¡Hacer caos es mi pasión! —respondió el draconequus, para luego enrollar su cuerpo alrededor de Flurry a manera de abrazo—. Aunque también quería venir a verte. Te he notado algo distante, querida.

—A ti nada se te escapa, ¿eh? —rió Flurry Heart, luego suspiró pesadamente—. A decir verdad, me he sentido algo... preocupada y angustiada. Siento que... que algo grande se avecina. Algo muy malo que nos afectará a todos... Tal vez no es nada y solo estoy sobre pensando las cosas...

—O tal vez si viene algo malo, pero es pronto para decirlo con certeza —dijo Discord, ganándose una mirada aburrida por parte de Flurry—. No me mires así, sabes que no soy el mejor consolando a los demás o dando consejos. Twilight tal vez sabría que decir, pero ella no está aquí.

My Little Pony: El Despertar de los MonstruosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora