My Little Pony: El Despertar de los Monstruos

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Sunny no planeaba dejarse vencer por el miedo bajo ninguna circunstancia. Así que, en cuanto aterrizó, tomó una bocanada de aire, y luego hizo brillar su cuerno intensamente para llamar la atención de los monstruos, pues ella sabía de sobra que ellos odiaban aquello.

Y su plan funcionó, pues pronto llegaron los monstruos y comenzaron a rodearla, como si estuvieran asechando a su presa. Sin embargo, eso es justo lo que Sunny quería que hicieran, pues ella sabía que no se iban a resistir a rodearla.

Ellos se creían los depredadores, pero en realidad eran la presa.

Así que, sin dilación, sin pensarlo dos veces, Sunny extendió sus alas y luego se lanzó hacia las sombras, siendo absorbida por la más grande, discutiblemente el líder que era un lobo, mientras que las demás se detenían y miraban a su líder en shock.

Los demás monstruos miraban al lobo más grande confundidos y preocupados, pensando que iban a perder a su líder, pero al ver que este seguía como siempre, se pusieron a aullar a modo de celebración. Por supuesto, pensaban que Sunny Starscout había sido derrotada y que se había entregado a voluntad a las sombras, que había aceptado la derrota y que no tenía ninguna oportunidad contra el amo de la oscuridad, contra su amo.

Los monstruos se iban a disponer a retirarse, con el más grande caminando en dirección al castillo para informarle a su amo que Sunny Starscout había caído. De repente, sin embargo, el lobo líder se detuvo. Una de sus orejas se movió. Dio unos pasos hacia atrás, sacudiendo la cabeza como si un insecto se hubiera metido en su oído. Su espalda se arqueó e hizo una mueca como si estuviera a punto de estornudar. Su actitud preocupó a los demás monstruos, que voltearon a verle confundidos.

Y entonces, una brillante luz dorada brotó del lobo y se elevó hacia el sol.

Sunny Starscout sintió el viento en su rostro, acariciando su melena, mientras se elevaba hacia el cielo, y dejó que una pequeña sonrisa se extendiera por su rostro. Hacía mucho tiempo que no volaba así y se sentía con pura libertad: una libertad estimulante y embriagadora.

Sintió el cálido sol en la cara y abrió los ojos.

El cielo abierto la recibió como a un viejo amigo, un amigo que había echado de menos durante mucho tiempo. El sol brillaba intensamente entre esponjosas nubes blancas y Sunny podría haberse quedado en ese momento para siempre.

Pero en lugar de eso, se inclinó suavemente hacia atrás y cayó libremente hacia el suelo.

Mientras caía, su cuerno dorado cobró vida con la luz del arco iris, y una ola de magia apareció ante ella mientras se acercaba al lobo de las sombras que había aprisionado a Sprout. El lobo la miraba con sus ojos blancos mientras intentaba por última vez esclavizarla como lo había hecho con todos sus amigos.

Pero ella era más fuerte de lo que la criatura creía. Se alimentaba de ira, de odio, de culpa y de vergüenza. Era una sombra, nacida de las profundidades de la noche más oscura, y todo lo que conocería sería oscuridad. Pero Sunny nació de los últimos rayos de luz que se abrieron paso en el horizonte cuando se ponía el sol, de los primeros rayos de luz que brillaron en el cielo al amanecer. Nació en un mundo de oscuridad, pero ella era la luz que brillaba incluso en los momentos más oscuros. Conocía la amistad, la esperanza y la fe. Y sabía cosas por las que valía la pena luchar.

Sunny gritó y desató una explosión de magia contra el lobo, levantando una nube de polvo y una onda de choque que derribó a todos los lobos.

Cuando el polvo se disipó, Sunny y el lobo estaban uno frente al otro, con una tensión palpable entre ellos mientras se miraban fijamente. El lobo había perdido algo de su estoicismo, tenía las orejas echadas hacia atrás y los labios echados hacia atrás para revelar sus dientes afilados y relucientes, que estaban al descubierto en un gruñido. Sunny, por otro lado, estaba de pie con una especie de tranquilidad y fuerza regias, irradiando una especie de autoridad y poder que ponía nerviosos a todos los demás lobos.