IV

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— ¡JIMIN!

Un grito desgarrador se escuchó en todo el pasillo siendo seguido de un seco golpe en algún lado de la habitación dónde había estado anteriormente.

— ¡JIMIN AYUDAME! — volvió a gritar con la poca fuerza que ya le quedaba.

Intentó volver a correr escaleras arriba para pedir ayuda a su hermano, pero este simplemente no respondía. Kwon temía que fueran lastimado a su hermano, no podía siquiera soportar imaginar ver a su hermano maltratado.

— Eres blanco fácil — susurro el que lo estaba acechando, su voz se escuchaba segura y tranquila, a pesar de haber, casi, destruído la puerta para entrar.

Caminaba con serenidad hacia el chico rubio que se encontraba a solo unos pasos de él. Un estruendo sonó desde afuera debido a la terrible lluvia que había empezado hacía unas horas atrás y parecía no querer parar. Con el arma en su mano izquierda y el cigarrillo en la otra, en un rápido movimiento agarró el pie del chico quién ya iba a subir las escaleras, lo jaló hacía abajo provocando un tosco sonido al jalarlo de manera tan brusca y haciendo que se golpeará.

— ¡JIMIN! ¡POR FAVOR DÉJAME IR, POR FAVOR NO LO HAGAS! — suplicó, su rostro era un desastre; sus mejillas rojas por los golpes que le habían proporcionado y empapadas de las lágrimas, su labio sangrando.

Eran alrededor de las 2 de la madrugada cuando había llegado ese sujeto a pedir "ayuda", Kwon lo dudo pero con aquella lluvia no pudo negarse.

No te esfuerces en gritar, pequeño Kwon — sonrió de lado de forma macabra, sus ojos viéndose brillantes.

***

¿Cómo es que todo te queda bien? — preguntó con una sonrisa radiante en su rostro mientras miraba de arriba a bajo al pelinegro frente a él.

El chico acercó la copa de vino que tenía en su mano a sus labios para tomar un sorbo y mirar sin expresión alguna a Nie.

— ¿Cómo es que sigues siendo igual de estúpido aunque ya han pasado años? - preguntó, provocando una risa sonora en el contrario.

— Eres muy bonito y valioso en nuestro mundo, Minie....

— No me tienes que decir algo que ya sé — sonrió de forma torcida, dejando sobre la mesa la copa de vino —. ¿Cuánto tengo que esperar para que tú "jefe" se presente? No tengo todo el tiempo para esperar a su majestad.

Nie tras dar una pequeña carcajada, habló.

— Perdona que te tome el tiempo que últimamente inviertes en emborracharte.... Pero, esto no es una perdida de tiempo en vano y de eso te darás cuenta, además de que es un asunto muy importante para ti.

Y con eso, salió de la habitación dejando a Jimin con un amargo sabor en su boca.

Luego de varios días, Jimin se encontraba sentando almorzando en compañía de Nie. Todo iba bastante normal, aunque no sabía nada de su mejor amigo y, aunque intentó comunicarse con él, no pudo.

— ¿Qué harás más tarde? — preguntó, mientras terminaba de masticar.

— No tengo nada que hacer, ya hice todos los entrenamientos, de nuevo, y ya me aburrí. ¿Qué tienes en mente?

Una sonrisa perversa se dibujo en su rostro mientras se acercaba sutilmente al menor.

— Algo que tal vez te distraiga — susurro, y se acerca a su rostro —, por lo menos un rato...

— Suena interesante... — habló del mismo tono para luego mirar los labios contrarios y morderse el suyo con gentileza, causando así, que el mayor mirará su labio.

Y eso bastó, en un abrir y cerrar de ojos ambos se encontraban casi arriba del otro, besándose y tocando aquí y allá.

Sin embargo, en solo cuestión de segundos se escuchó una puerta abrirse seguidos de unas fuertes pisadas que se dirigían hacía el comedor. Sin darse cuenta, aquella tercera persona que había entrado los interrumpió con una tos falsa llamando la atención de ambos jóvenes.

— El comedor, aunque sea para comer, no es para ese tipo de "comer" — exclamó con su semblante duro y su voz gruesa, autoritaria — Los quiero en mi oficina en cinco minutos y el tiempo va corriendo.

Y así como apareció se fue dejando a los presentes en un estado un tanto agitados por los besos anteriores y por la sorpresa que causó aquella persona. Ambos se acomodaron sus prendas y echándole un vistazo al contrario con una leve sonrisa de complicidad, salieron en rumbo a dicha oficina donde se encontraba aquel hombre bien vestido y con pinta de que te destruye la vida y tú simplemente le dices "gracias y perdón por tan poco".

Al llegar a la puerta la tocaron escuchando al segundo un "adelante" del lado de adentro. Al entrar Nie se dirigió a sentarse con total tranquilidad mientras sacaba y masticaba un chicle que había en su bolsillo, mientras que Jimin simplemente observaba la oficina y finalmente fijó sus ojos almendrados en el hombre que no apartaba la vista de él ni para parpadear.

— Me han contando mucho de tí y no puedo negar que me siento halagado de tenerte aquí... Park Jimin.......























Perdonen que no había subido capitulos, el capítulo que iba a publicar se había borrado y lo tuve que volver a escribirlo. Trataré de subir uno hoy a la noche, ¡Gracias por leer!

¡No olviden votar y comentar para saber cómo les parece la historia!

¡Nos leemos!❤️

𝐇𝐞𝐫𝐢𝐝𝐚𝐬 ~ Kookmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora