II

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El tiempo no perdona nada, ni nadie.

Jimin sentía su vida al borde de la muerte y, aunque parezca insensible, no podía sentirse un poco de felicidad porque ya se acabaría su sufrimiento de una buena vez.

La ambulancia se escuchaba a lo lejos, poco tardaron en llegar y tomar a los conductores y trasladarlos al hospital para darles su debida atención.

Por otro lado una pareja de esposos que dormían con tranquilidad son despertados por el teléfono resonando en la silenciosa y oscura habitación.

— ¿Sí? — respondió una adormilada Hyun-jung mientras encendía la luz acomodándose.

— Disculpe, ¿Hablo con algún familiar de Park Jimin? — pregunto la enfermera con su cálida voz.

— ¿Qué le ocurrió? — y cómo si esa mención le atormentará, tembló y empezó a sudar asustando a su esposo ya que la última vez que lo llamaron de un hospital no terminó nada bien.

— Lamento informarle que el joven Park a ingresado hace unos minutos de urgencia debido a un accidente automovilístico — explico con total calma

La enfermera no había siquiera terminado de hablar cuando ya Hyun-jung se encontraba buscando ropa al azar para acto seguido, ponérsela mientras lágrimas escurridizas se escapaban de sus ojos. Su esposo, Hyeon quién seguía sentado en su cama observando a su esposa.

— ¿Qué fue lo que te dijieron para que te pusieras de está manera, cariño?

— Jimin está en el hospital muy mal — su voz se escuchaba débil y temerosa, su Hyeon al escuchar ese nombre solo endureció su semblante.

— ¿Y qué? Merecido lo tiene — escupió con rabia levantándose de la cama para dirigirse hacia Hyun-jung y detener su búsqueda de las llaves de su auto.

— ¿Qué has dicho? — preguntó impactada observando a su esposo caminar hacia ella — ¿Cómo puedes decir eso sí es tú hijo, Hyeon?

— No, no lo es — su mirada se oscureció de solo recordar la cara de su hijo mayor y no puede evitar sentir un poco de alivio al enterarse de su estado actualmente —, yo solo tuve un hijo y está muerto, no tengo más hijos y tú tampoco

Hyun-jung no era capaz de siquiera contradecir lo que su esposo dijo, sentía como ese recuerdo le atacaba la mente sin pudor alguno. Ella se había alejado de su hijo culpadolo de la muerte de Kwon junto a su esposo, pero no podía evitar sentirse mal y aunque no hablará con Jimin no quería sentir una perdida de nuevo.

Estaba siendo hipócrita pero, ¿Quién no había sido hipócrita alguna vez?

— Eso no quita el hecho de que tenga nuestra sangre.... Voy a ir a verlo te guste o no y tú no-

— ¡No! — gritó Hyeon, interrumpiendo a su esposa causando que está dé un brinco en su lugar, quedándose congelada en su lugar — ¡No irás a ver a ese malnacido que nos quitó a nuestro hijo! ¡¿Me escuchaste?! — la agarro de los hombros sacudiendo la levemente — cámbiate esa ropa y vuelve a la cama, iré por un vaso de agua.

***

— ¿Quién lo ha hecho? — indagó esa voz desde la oscuridad de aquella sala causando escalofríos a los presentes.

𝐇𝐞𝐫𝐢𝐝𝐚𝐬 ~ Kookmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora