🌑 | 3 | Lobitos Salvajes y un Pseudo Indomable

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Capítulo III
Lobitos Salvajes y un Pseudo Indomable



—Tú te llamarás Rin, tú Rina y tú-...

—¿Riki? —adivinó el adolescente para luego reírse a carcajadas.

Moon miró mal a Jimin por andar burlándose de su elección de nombres y se inclinó para tomar un poco de nieve entre sus manos.

El Pseudo-Omega se reía con uno de los cachorros de lobo en su regazo y nunca se percató que la chica adoptaba una perfecta posición de picheo y lanzaba la pequeña bola de nieve directo a su cara. El impacto detuvo de inmediato sus risas y lo tiró de espaldas al suelo mientras que el lobito bebé se escabulló de sus brazos y corrió a la cesta donde estaban sus otros hermanos.

—En realidad, lo iba a llamar: Rick. —Terminó de decir Moon completamente satisfecha de haberlo hecho comer nieve—. Suena mucho más cool. Rin, Rina y Rick.

—¿Por qué tienes que ponerle nombres tan feos a los cachorros, Moon? —Jimin se levantó y se quitó la nieve la cara—. ¿No le puedes poner nombres normales?

—¿Y qué es normal?

—¡Ah, pues! ¿Yo qué sé? —El Pseudo-Omega se inclinó hacía la cesta y se quedó viendo a los tres cachorritos—. Tienen cara de Yoon.

—¿Yoon? —Moon ladeó la cabeza y se sentó de rodillas al lado de Jimin.

Los tres cachorritos jugaban entre ellos, derribándose y mordiéndose mientras hacían adorables soniditos. Su pelaje era tan blanco como la misma nieve y se notaba que tenían el mismo nivel de energía que tenía su padre a su edad. Jjanggu estaría muy orgulloso de ellos.

Jimin no podía evitar pensar en que el destino había sido muy cruel con esos cachorritos. Habían nacido apenas la semana pasada, pero ahora se encontraban solitos en este mundo. Su madre había muerto en el parto y su padre los había dejado al cuidado de Seokjin para luego retirarse a lo profundo del bosque a morir de tristeza.

De cierta manera, aquellos cachorros le recordaban a él mismo.

—¿Qué te parece si los llamamos así? —propuso Jimin con y una ligera sonrisa y acariciando sus cabecitas—. Me gusta mucho ese nombre.

—A mí también —Estuvo de acuerdo la Pseudo-Alfa—. ¡Ya sé! Serán: Yoon, Yoona y—...

—Oye, oye... Tú siempre has nombrado a los cachorros que nacen en el bosque. ¿Qué tal si está vez nombró yo uno?

—Está bien... —concedió entre dientes la adolescente—. Nombra tú al último, ¡Pero que sea un nombre bueno!

Jimin lo pensó un momento. Debía ser uno que siguiera el primer nombre "Yoon", pero sin que sonara forzado o rompiera el ritmo fónico.

El pequeño sin nombre colocó sus patitas delanteras en el borde la cesta, parándose sobre sus dos traseras y se le quedó viendo con ojitos brillantes y con la lengua afuera. Jimin sonrió enseñando los dientes y se giró hacia Moon.

—Oye, ¿No puedes preguntarle cuál nombre le gustaría? Temo equivocarme.

La chica negó con lastima. Los cachorros aún eran muy pequeños como para que ella pudiera encontrar algún pensamiento coherente en ellos. En su mente solo escuchaba puros: "Grrrs" en distintos tonos.

El Pseudo-Omega suspiró y volvió a ver al cachorro. Tratando de buscar un rasgo distintivo que pudiera utilizar para nombrarlo, pero aparte de la evidente diferencia de tamaño con sus hermanos mayores, no encontraba nada más.

𝑷𝒔𝒆𝒖𝒅𝒐-𝑶𝒎𝒆𝒈𝒂 | ᴘᴊᴍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora