Haamanecido y un pequeño rayo de luz entra a través de las cortinas de miventana. Es sábado, son vacaciones y, por lo tanto, no es necesario levantarmetemprano. Miro mi despertador y marca las 10:30 a.m., la hora perfecta paralevantarme, lavarme los dientes, preparar mi desayuno y sentarme a vertelevisión lo que resta de la mañana.
Mepongo de pie y meto los pies en mis pantuflas. Camino hacia el baño y, despuésde cepillarme los dientes, voy a la cocina. Nunca he sido la mejor cocinera, adecir verdad no puedo encender ni un cerillo sin gritar del susto, es por eso que agradezco que la estufa deldepartamento sea eléctrica. Además del hecho de que la luz va incluida en larenta, cosa que no sucedería de usar gas.
Abroel refrigerador y noto que está casi vacío. Unos cuantos huevos, leche, un vasocon jugo hasta la mitad, unos cuantos limones y una lata de Coca-Cola. Tomo laleche, la vierto en un tazón y busco la caja de cereal en la alacena. Agarrouna cuchara y me siento en el sofá a ver la primera película que encuentro alencender el televisor.
Latrama al parecer es sobre una organizadora de eventos y un doctor que se amanpero se casarán el mismo día con otra persona. Nada demasiado interesante.
Micabello es un desastre, mi cara sigue somnolienta y mi pijama es un viejo pansgris holgada y una blusa morada de tirantes. Lo cierto es que los sábados por lamañana lo último que me preocupa es arreglarme. Y, a decir verdad, son muypocas las veces que me preocupo por hacerlo. Incluso en eventos detestomaquillarme como las otras mujeres suelen hacer.
Heterminado mi cereal y la película, que empecé a ver a la mitad, ha terminado. Yno es sino hasta ahora que me pongo a pensar en la noche anterior. No le doymucha importancia a lo que pasó en sí, sino a cómo sucedió. No es el hecho deque me haya besado, sino que me tomó por completa sorpresa usando la chaquetacomo pretexto...
Piensoen que, como ya nos hemos besado, debe estar por irse de regreso. Sin embargo,tomo la iniciativa y me decido a mandarle un mensaje.
03/05/2014 11:46 a.m.
Hola, ¿cómo estás? Me preguntaba si estabaslibre el día de hoy. Se me ocurría que tal vez pudiéramos hacer algo estatarde. ¿Qué dices?
Daniela
PresionoENVIAR y espero. MENSAJE ENVADO. Guardo el celular, y cambio la televisión decanal. Busco y cambio canales sin encontrar ninguno que me llame la atención.Series aburridas, películas que no me atraen, caricaturas y nada más. Decidoapagar la televisión y reviso mi celular con la esperanza de encontrar unarespuesta a mi mensaje.
TIENEUN NUEVO MENSAJE. Lo abro y...
03/05/2014 11:53 a.m.
Bien, gracias. Sí, no tengo ningún plan parahoy. Y me gustaría que me acompañaras a un lugar. Paso por ti a las 5:00 p.m.Te sugeriría usar algo cómodo.
Evan.
Bueno, pienso de algo ha servido mi mensaje. Me pongo depie y me dirijo al baño a cepillarme el cabello, el cual es parece un estropajoviejo. Lleno de nudos y revuelto. Comienzo a cepillarlo y, luego de 10 minutosde intenso trabajo, logro que quede aceptable. Pongo algo de música y me meto ala ducha. El clima era bastante caluroso, y en el transcurso de 12 a 3 el solera insoportable, por lo que no existía nada mejor que un baño con agua fría aesa hora.
Siendocasi aproximadamente la una, decido llamar a Alex, mi mejor amigo, Marco y escuchoel "bip" antes de que conteste.
-¿Qué pasa, Calabaza? – escucho su voz tan alegre como siempre.
-Hola, ¿cómo estás? – le pregunto, tenía casi una semana sin verlo y aunquepuede parecer poco tiempo estaba acostumbrada a ver a mi casi hermano casi todoslos días.
-Bien, bien, qué milagro que te acuerdas de mí, a qué debo tu llamada? ¿Quénecesitas? – responde con insinuación.
-Nada, Alejandro, ¿qué no puedo llamar para preguntar cómo estás? Quería sabercómo había ido tu semana – contesto con tono tranquilo, aunque tuviéramos lamisma edad su comportamiento podía variar, unos días era un niñito inmaduro dediez años y al día siguiente era un adulto amargado.
-¿Debo preocuparme porque me llamaste Alejandro en lugar de Alex? – dice en unintento por sacarme de quicio.
-Si sigues insinuando que soy una cruel villana que te llama solo cuandonecesita algo entonces sí, preocúpate porque te arrancaré la cabeza.
-¡Uy qué miedo! – Dice entre risas – tranquila, no he hecho nada muyinteresante, me sentí un poco mal en la semana y visité a Anne... -Su voz sevuelve un poco seca y puedo notarlo
-Anímate Anne te quería mucho y es bueno que no la olvides aún, pero anímate, esmás, ven mañana a mi casa – le ofrezco en un intento por hacerlo sentir mejor.
-De acurdo, pero por ahora estoy un poco ocupado, quedé de ir con Franco y susprimos a jugar futbol.
-Bien, Adiós – Nos despedimos y colgamos. No juzgo el futbol pero no encaja paranada conmigo, ni nada que incluya balones.
Elresto de la tarde lo paso entretenida esperando que de la hora.
Soncasi las 5 y llevo puestos un par de Vans blancos, un short de mezclilla y unablusa cómoda color hueso con unos dibujos de huellas en la parte inferior. Nosé qué tan "cómoda" debo ir vestida, pero este conjunto parece apto paracualquier lugar que no sea lujoso.
Llamana la puerta y voy a abrirla. Cuando lo hago me encuentro a Evan parado frente amí. Se ve reamente bien usando rojo. Su cabello está más alborotado que ayer yse veía por completo relajado. Sonríe y se ve despreocupado. Luce justo como lorecordaba, tan cómodo, alegre y sí, guapo. Lleva puesto una playera roja y unshort negro deportivos, además de par de tenis de color negro con detallesamarillo fosforescente. Entonces comprendí. Y comencé a preocuparme, demasiado.
Jugaremosfútbol.
Quizáesté alardeando de mi poca, casi nula, destreza para jugar con balones, ahorano se diga para patearlos, pero sea cual sea su motivo para hacerme esto, nosaldrá bien para mí.
Ahoradebo preocuparme por no tropezar con un balón y quedar en ridículo.
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Daniela y Evan
Подростковая литератураDespués de la partida de él, su amistad y lo que alguna vez sintieron debe quedar en el pasado. Pero cuando Evan decide volver para visitarla con un fin poco común tendrán que tomar decisiones que ponen en juego sus sentimientos y el rumbo estable q...