CAPÍTULO IV: Tropezar con un balón y quedar en ridículo (Parte 2)

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-No me hagas esto – le digo en tono de súplica

-¿Hacerte qué? – pregunta con una sonrisa maliciosa entendiendo por completo aqué me refiero.

-Sabes de qué hablo, detesto lo que implique jugar con balones.

-¿Quién te dijo que jugaríamos con uno? – pregunta haciéndose el inocente.

-Veamos, tu ropa, tus tenis, la mochila del asiento trasero, ¿continuo? –respondo a la defensiva.

Sequeda callado y me da una bolsita azul de regalo, pero cuando intento abrirlame la arrebata y me dice que la guarde para más tarde, hago caso y la coloco enla parte inferior del asiento.

Alllegar nos bajamos del coche, abre la cajuela y saca un balón. Durante todo eltrayecto estuve pensando en qué iba a hacer para no quedar como una completaidiota jugando fútbol. Ya es suficiente el hecho de que Evan juga en uno de losmejores equipos juveniles.

Melanza el balón y milagrosamente lo atrapo antes de que dé contra mi cara.Cierra la cajuela y nos guiamos hacia la cancha de empastada. Por suerte no haymás que unas cuantas personas del otro lado así que, cuando mucho, solamente élpodía reírse si tropezaba.

- ¿Sabes jugar? –pregunta de a manera de burla mientras me  da la mano y me guía hacia laportería. Su mano es mucho más grande que la mía,  pero es suave  y cálida. Tocarla  me hace recordar cuando  lo vi  ayer de nuevo.  Se me  eriza  la piel ante  el recuerdo y  le  respondo.Antes de  alejarse  me da un beso rápido.

- No, eso ya lo sabes

- Bueno, hoy aprenderás – responde con unaamplia sonrisa en su rosto.

Coloca el balón enel pasto y me hace una seña para que me recorra hacia atrás. Doy unos cuantospasos y me dice que pare ahí. Patea el balón hacia mí, pero aunque éste vayarodando por el piso lentamente, trato de esquivarlo.

- La  idea– dice  riéndose –  es que  le des,  no que  huyas cada  que  intento  pasártelo. Ve  por él – Le  hago caso y cuando se lo voy a pasar da unoscuantos pasos hacia mí  y  me dice –  espera, colócalo  en el  piso. Ahora,  debes patearlo con la parte interna.

Respiro hondo ycuando trato de patearlo con fuerza, pierdo el equilibrio y, de no ser porqueEvan me sostuvo por atrás, habría caído. Vuelvo a intentarlo con éldeteniéndome y a juzgar por su expresión creo que lo he hecho bien.

- ¡Bien! Me alejaréun poco y tomarás vuelo para patearla con más fuerza

Espero a que sedetenga y doy un par de pasos hacia atrás. Estoy confiada después de mi golpeanterior. Avanzo y cuando debo patear el balón... no lo hago, en cambio le doy alaire con mi pie derecho y el izquierdo resbala en el piso haciéndome caer deespalda y darme un buen golpe en la cabeza, pero no lo suficientemente fuertepara dejarme inconsciente, cosa que preferiría después de lo que acaba desuceder.

Intento levantarmey noto que me duele todo, pero aun así consigo ponerme de pie antes de que Evanllegue hasta mí.

Daniela y EvanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora