En donde Fran se va a casar y Agustin solo tiene una oportunidad.
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El sol comenzaba a filtrarse a través de las cortinas cuando Francisco se encontraba en su habitación, listo para dar el gran paso hacia el altar. Vestido impecablemente, con un nudo en la garganta y los nervios palpables en el aire, se enfrentaba al espejo, tratando de calmar los latidos acelerados de su corazón. Cada pensamiento, cada recuerdo, cada duda se amontonaba en su mente, amenazando con abrumarlo por completo.
Entonces, un golpe suave resonó en la puerta. Francisco congeló su movimiento, reconociendo instantáneamente la cadencia familiar. Se acercó a la puerta, sintiendo la tensión creciente con cada paso. Al abrir la puerta, se encontró con Agustín, su mejor amigo desde la infancia, quien lo miraba con una mezcla de determinación y preocupación en los ojos.
—¿Qué estás haciendo aquí, Agustín? —, preguntó Francisco, tratando de mantener la calma a pesar de la tormenta de emociones que lo consumía aún más al verlo enfrente de él.
Agustín lo observó en silencio por un momento, antes de tomar aire y hablar con voz firme pero suave. —Te ves bien.
—¿Qué estás haciendo aquí? ¿Tu vuelo no salía al mediodía? —preguntó, ojeando preocupado el reloj de la pared.
—No podía irme sin intentarlo una vez mas
—Agus...
El mayor se tomó un momento para organizar sus pensamientos, sabiendo que cada palabra era crucial. — No te cases. —dijo esas tres palabras que había repetido en mas de dos ocasiones recibiendo la misma respuesta: no. El menor solo le dio la espalda para caminar hacia un pequeño sillón que había en el cuarto. —Fran, sé qué crees que estás haciendo lo correcto al casarte, pero... ¿estás realmente seguro de eso? ¿Estás seguro de que esto es lo que quieres?
Francisco se tambaleó ante las palabras de su amigo, sintiendo la verdad en ellas golpearlo como un puñetazo en el estómago. —¿Crees que no lo sé? Pero esto es lo que se espera de mi— Susurro mientras tomaba asiento y se llevaba las manos a la cara.
Agustín se acercó a él, y se agacho para estar a su altura, agarró sus manos suavemente y las alejo para poder mirarlo fijamente. —Escúchame. No crees que ya es momento de dejar que las expectativas de los demás dicten tu felicidad.
Francisco se sintió abrumado por la intensidad de las palabras de Agustín, la verdad resonando en lo más profundo de su ser. —Pero... pero ¿qué debería hacer?
Agustín lo miró directamente a los ojos, transmitiendo toda la fuerza de su convicción. —Lo que importa es tu felicidad.. Si algo no se siente bien, si hay dudas en tu mente, entonces tal vez... tal vez deberías reconsiderar tus decisiones.
El peso de las palabras de Agustín se asentó sobre Francisco, pesando como una losa en su pecho. —Es... es demasiado tarde, Agus. La ceremonia está por comenzar. Mi padre me matara.
Agustín apretó sus manos que aun sostenía, transmitiendo su apoyo incondicional. —Que se joda tu padre. —La manera en que lo dijo fue tan gratificante, en sus ojos reflejaban una mezcla de seguridad y confianza. —Lo único que importa eres tú. Crees que será feliz casándote con él. —El corazón de Francisco latía con miedo y esperanza mientras miraba al mayor, encontrando fuerza en su presencia.
—¿Y si me equivoco? ¿Y si tomo la decisión equivocada? —preguntó con la voz temblorosa por la incertidumbre.
Agustín lo vio con esa determinación inquebrantable en sus ojos. —Yo siempre estaré ahí para ti para hacerte ver que no es así.
—Te amo tanto, Pardella
—Entonces ven conmigo, Fran, lejos de aquí, lejos de todas las expectativas. Solo tú y yo, como siempre ha sido.
Una oleada de emoción y liberación barrió a Francisco, borrando todas sus dudas y miedos.
Con un último vistazo a su habitación, a la vida que estaba dejando atrás, Francisco cerró la puerta detrás de él, siguiendo a Agustín hacia un futuro incierto. Ambos embarcados en una aventura que cambiaría sus vidas para siempre, siguiendo el llamado de sus corazones hacia un destino desconocido pero lleno de promesas de amor y libertad.
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Bueno le cumplí el sueño a Fran y a mi.
Disculpen por la demora :(
