I

6 0 0
                                    








Hace mucho, mucho tiempo, mientras jugaba entre las amapolas en medio del prado noté algo que llamó mi atención,

Inquieta y vivaz la curiosidad brotó en mi interior con un hambre voraz.

Aquello me llevo a preguntarle a mi cuidadora:

- "¿Por qué todo lo que toco perece?" -

Su mirada sumida en el miedo fue difícil de ocultar

Su cuerpo se tensó instantáneamente y su respiración se volvió errática.

- ¡NO! - Negó al cielo, al viento. A la nada. - ¡Es muy pronto! - Suplicó entre lágrimas. - ¡NO ES EL MOMENTO!- Bramó desgarrando su garganta.

El cielo se volvió gris y los truenos se hicieron escuchar por todo el valle.

Su palidez no esfumo su encanto, la esbelta mujer luego de barrer todo el descampado con la mirada, se agachó a mi altura y casi en un susurro ordenó que me escondiera.

- Cariño. Debes irte. Lejos. Sin mirar atrás. Mami se quedara por ti, mami... -

- ¿Mami? - Interrumpí, clavando mis ojos en los suyos mientras las amapolas y todas las flores brillantes perecían dentro de mi radio.

Su mirada aterrada, la mano cubriendo su boca me hizo notarlo.

Entonces lo supe, no estábamos solas contemplando el atardecer.

Lejos, por donde comenzaba el camino de tierra alguien esperaba con desbordante paciencia.

Él estaba ahí. Expectante.

Extendiéndome su mano.

ÉL había venido por mí.

Sinfonías de invierno... ⊰❉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora