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El día había sido terrible para el universitario. Se sentía inútil y odiado.

El único consuelo que tenía Tweek era llegar a casa y esperar impacientemente a que fueran las 20:30, para así poder ver la silueta del desconocido que le había robado el corazón, asomándose por aquella ventana. Era el único que 'escuchaba' sus problemas, y el único que hacía que el pasar de los días no fuera tan monótono.

Estaba viviendo un sueño del que no quería despertar.

Apostaba millones a que a cualquiera le gustaría tener un romance así. Tweek se lamentaba de no ser capaz de dar la cara y de hacer realidad este sueño.

Encendió las luces LED, quería contarle a Craig el pésimo día que había tenido. Él las encendería también y compartirían un momento que solo ellos conocían.

— Hola,— habló Tweek fingiendo que su vecino podía escucharle.—hoy no me ha ido del todo bien, suspendí un examen para el que había estado días sin dormir... Me siento estúpido.—Tweek rio sin ganas.—Además de eso, mis compañeros se burlaron de mí por el suspenso, son todos unos niños de Primaria.—suspiró—No sé por qué me importa tanto qué piensen ellos de mí... Es algo que no puedo evitar. Si algún día te conozco, prometo no contarte nunca verbalmente cómo me siento, por que sé que acabarías aburriéndote de mí, cómo todo el mundo, y yo no quiero que tú me odies...—el menor se puso a llorar en silencio, su pecho dolía demasiado por los sentimientos negativos que había acumulado durante todo el día.

Miró por la ventana sin mostrarse y su vecino estaba ahí, mirando hacía aquí. Tweek se preguntaba si de verdad estaba escuchándole, sería genial que pudieran hablar por telepatía, sin que él pudiera mirar su rostro. Era una lástima que eso solo ocurriese en la películas...

𝗟𝗘𝗗 | arroyoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora