Capitulo 1

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En las ondas de la radio, en 1927, una voz enigmática y seductora emerge para cautivar a quienes lo escuchen. Alastor, el maestro de ceremonias de la emisora, se desliza entre los diferentes programas con una elegancia y un carisma que hipnotizan a quienes sintonizan.

Podría describir a Alastor como un verdadero polímata, desde la perspectiva de una fiel seguidora, puedo ver cómo Alastor se deleita en explorar una amplia gama de temas en su programa de radio. Con la destreza de un narrador consumado, presenta entrevistas fascinantes con personalidades intrigantes, desde artistas y escritores hasta científicos y líderes de opinión. Sus preguntas perspicaces y su capacidad para adentrarse en la psique de sus invitados hacen que cada entrevista sea un viaje intelectual y emocional.

Cada paso que daba hacia el estudio de radio estaba lleno de una mezcla de nerviosismo y emoción. Mi corazón latía con fuerza, casi como si quisiera escapar de mi pecho, mientras mi mente se llenaba de pensamientos y expectativas. La idea de estar en presencia de Alastor, mi ídolo y fuente de inspiración, era abrumadora y emocionante al mismo tiempo.

En el estudio de radio, la atmósfera se llena de anticipación mientras Alastor, el carismático locutor, se prepara para recibirme, actualmente soy actriz cuyo nombre lo dejaré interpretación de mi querido lector.

Como actriz, este momento es un sueño hecho realidad, una oportunidad para compartir mi amor por el arte y ser parte de algo más grande que yo misma. Reconozco que hay muchos otros actores talentosos en el mundo, y ser seleccionada para compartir mi historia y mi amor por el teatro era un honor que no tomaba a la ligera.

Alastor, con su piel morena que parecía haber sido acariciada por el sol mismo, se erguía imponente en su altura. Su figura delgada y esbelta se alzaba como un elegante ciprés en medio de un jardín encantado. Sus ojos, ocultos tras lentes circulares, brillaban con una chispa de misterio y sabiduría. Cada gesto suyo, cada movimiento grácil, revelaba una elegancia innata que parecía desafiar las leyes de la gravedad. Es imposible de ignorar, pero también portador de una atracción magnética que cautivaba a todos los que tenían la fortuna de cruzar su camino.

Cuando Alastor se dirigió a ella con una sonrisa enigmática, pude ver inmediatamente cautivada por su presencia. Su voz resonó en el aire como una sinfonía de palabras cuidadosamente seleccionadas, envolviéndola en un hechizo que no podía resistir. Sus gestos elegantes y su postura impecable reflejaban una confianza innata, mientras que su mirada parecía leer los rincones más oscuros de mi alma.

A medida que avanzaba la entrevista, querido jurado puedo describir que su mirada, profunda y penetrante, parecía leer los secretos más oscuros de la humanidad. Los ojos de Alastor eran como dos joyas preciosas, brillantes y llenos de misterio. Me quedé totalmente perdida en sus ojos oscuros.

Una vez que la entrevista llegó a su fin, me llené por una sensación abrumadora de efervescencia que llegó hasta la punta de mis dedos hasta lo más profundo de mi esófago. Alastor, con su mirada penetrante, me hacía sentir especialmente valorada individualmente, me hizo sentir como si estuviera hablando con un viejo amigo. Sus palabras, cuidadosamente elegidas, resonaron en mi corazón y me hicieron sentir apreciada no solo cómo artista, si no como persona, el sentimiento que salió de sus palabras se sintió cómo una un refrescante día gris lleno de brisa, que tranquiliza cada una de mis extremidades cuando llega esa época del año.

Cómo si el universo estuviese a mi favor me encontré al esbelto hombre en alguna parte apartada del estudio dónde las estrellas más resplandecientes podrían descansar un momento tomando algún tipo de café sintiéndose humanos alguna vez hundidos en sus más miserables pensamientos. El aroma del café recién hecho flotaba en el aire y la voz del hombre se dirigía a mi con un interés más íntimo. Jurado aquí presente, ¿Pueden realmente culparme por sentir curiosidad por aquel hombre que llenaba mi vida solitaria con su programa de radio?; debo admitir que hasta ese momento hace unos años pensaría que solo sería un amor platónico, algo imposible de alcanzar, ¿Pueden culparme por extender mi mano a alguien que deseé desde mi adolescencia?. Si bien la conversación fluía y hablábamos de todo y nada, clima, política, trabajo, vida cotidiana, por primera vez en mi vida sentí que era un ser humano con un valor real, siendo una señorita sería fácil entender el porque desde que tienes conciencia eres criada para ser un objeto de valor a otra persona, aún así, puedo darles la fé de que alguien en el mundo podría verte como un ser humano individual con la curiosidad de explorar el universo dentro de tus más retorcidos pensamientos. Al menos es lo que imaginé con una primera impresión de aquel peligroso hombre.

Fuego Pálido (Alastor X Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora