El ultimo día de playa #6

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— Estoy satisfecho — exclamó Luis, quien se levantó de la mesa con mucha prisa — Yo lavaré los platos en un instante, ve y cámbiate, papu.

[...] En el cuarto de Miguelón...

— Parece que ese grasoso está muy emocionado por entrar a la playa — Miguel habló para sí mismo mientras cerraba la puerta de su habitación detrás suyo. Solo se quitó los pantalones rápidamente y los reemplazó por sus shorts de baño azules. Era irrelevante si se cambiaba la camiseta o no, porque al final del día se la quitaría para entrar al mar.

Toc Toc

— Papu, ya me vestí. ¿Tú ya estás listo? — se escuchó la voz de Luis detrás de la puerta.

— Sí, pasa si quieres — respondió Miguel.

— Ok... — dijo Luis mientras abría la puerta — ¿Ya nos vamos?

— Espera, pásame eso de ahí — señaló el pana.

— ¡Ah! El bloqueador solar, me olvidé :,v — desvió su mirada para agarrar el bloqueador y cuando la volvió a Miguel, este se estaba quitando la camiseta — A-Aquí tienes tu bloqueador, papu. — por alguna razón Luis se puso un poco nervioso, a pesar de que fuera completamente normal.

— ¿Me ayudas a echarme en la espalda? — le preguntó Miguel, que estaba terminando de ponerse bloqueador por adelante.

— Emm, sí, claro... — le respondió con una sonrisa mientras se embarraba las manos con el bloqueador — Será mejor que nos apresuremos — dijo concentrado en lo que estaba haciendo.

— ¡Ouch! Solo pon el bloqueador, no intentes hacerme masajes — advirtió Miguel.

— Jeje, perdón, papu — soltó una risita — ¡Acabé! —

— Yaya, me toca — se quejó Miguel — Rápido, date la vuelta. Te pongo bloqueador y nos vamos. —

— Me gusta el olor del bloqueador, ¿es raro? — preguntó Luis.

— Huele bien, supongo — le respondió Miguel, quien estaba muy concentrado en su trabajo. — ¡Listo! —

Luis comenzó a oler a Miguel para comprobar su teoría.

— Haces como perrito — le dijo el pana cruelmente — detente — le hacía cosquillas.

Tal vez por las bromas y risas, Luis sintió una oleada de emoción y un poco de atrevimiento.

Con el corazón latiendo rápido y dudoso, se dejó llevar por el impulso de acercarse más a Miguel. El contacto físico se intensificó mientras Luis besaba su cuello suavemente, dejando escapar sonidos involuntarios.

— C-Carajo, nos están esperando — se quejó Miguel, pero nunca detuvo a Luis y se dejó llevar por la dulzura y la ternura de sus besos.

Y así, entre caricias y susurros, se perdieron en el placer del momento, olvidándose del tiempo que pasaba, solo disfrutando el uno del otro hasta que...

BRRRR BRRR

— Mierda, es Pedro — dijo Luis asustado — Perdón, no sé qué me pasó — le explicó mientras se volvía a poner su camiseta encima, al igual que Miguel.

Finde en la playa [Papulince X Panafresco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora