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Roier estaba discutiendo con su chofer.

La bruma abarca cada rincón de las calles, las gotas se estrellan y deshacen sobre el vehículo haciendo su trayecto aún más estresante; ¡estaba llegando tarde! Su ánimo crispante y el tono que usa Mariana para contraatacar a sus razones personales para sobrepasar los lineamientos de seguridad por un día le estaban haciendo doler las sienes.

¿Quién atiende a la calma cuando las palabras combaten contra el volumen del temporal? Sus emociones se vuelven más pulsátiles y sus posturas más rígidas. Mariana está negado rotundo a poner en juego su seguridad, aunque un movimiento amenazante de Roier contra su teléfono es más que suficiente para dejar de lado cada principio y posible reivindicado haciéndolo pisar el acelerador.

El camino rocoso lleno de desperfectos y baches hacen que las manos del acompañante se claven sobre el cuero del asiento. La pelea llega a su punto más álgido al tiempo que los truenos irrumpen el ambiente. Las manos de Mariana se adaptan al recorrido como si fuese un corredor profesional, mientras sus ojos detrás de esos cristales con arcos dorados se cercioran de ir en la dirección correcta ignorando el movimiento del limpia-parabrisas y a su vez, su boca se fuerza a responder lo justo y necesario para no meterse en más problemas.

—Yo le dije que desde el principio tenía que ir a este ritmo, ahora estoy llegando tarde por su chingada culpa. Si tan solo me hubiese hecho caso y hubiese dejado la llamada con su hija para otro rato no estaríamos todavía envueltos en esta situación.

Los dedos del chofer apretaron con insistencia el volante y su boca presa de tensiones libera una sonrisa cubierta de escarnio. —Le informo y recuerdo que mi hija acaba de salir de someterse a una cirugía, señor.

—Pues lo lamento pero usted acá viene a cumplir una función determinada. Tengo entendido que su marido está con ell-

Las palabras tajantes de Roier se relentizan sin llegar a completar la oración gracias a la nueva desorientación que le produce el repentino grito y freno por parte del mayor. Su cabeza casi aterriza sobre el frente de no ser por el cinturón y juró ver en un flash a las gafas de Mariana dispararse hacia delante.

Su cuello dolió y tardó unos instantes en recomponerse sintiendo parte del sudor recorrerlo. No supo cuando comenzó y si fue producto a la pelea o a ese reciente impacto, pero con las palabras del conductor la palidez y nervios terminaron por tragárselo.

—Choqué algo. Lo vi muy... tarde.

Lo que nadie quiere oír jamás lo oyó en primera persona. Sus orejas cosquillearon y su pulso se compactó de forma tardía tras esa confesión. Tragando pesado se despojó del cinturón e hizo ademán de salir fuera del auto, temiendo encontrarse la peor de las escenas al rodear el frente.

Las gotas lo consumieron rápidamente y con un ligero temblor en las manos se agachó hacia el hombre que yacía en el piso, picando el número de emergencias entre maldiciones mientras buscaba su identificación.

—¿Ho-Hola...? Nos hemos accidentado en la ruta... Hay un herido.













Ay... Este proyecto lleva años en mi main y quería hacerle adaptación y arreglos porque era muy lindo. Espero y les guste, los capis son cortos por lo que es sencillo de leer y voy a abordarlo con más claridad para que haya una mejor experiencia 🖤 les dejo esto hasta que modifique Granate y Recepcionista. Un saludo.

-Apokz.

Culpabilidad [GUAPODÚO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora