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La vida en Ethermoor ha sido siempre tranquila, aunque ocurren cosas que no se pueden explicar a ciencia cierta, sus habitantes parecieran no preocuparse por los rumores que rodean a su hogar.

Para Renée era una normal y muy aburrida mañana, odiaba con toda su alma los lunes, eran los días más repugnantes de la semana a su parecer, sin mencionar que tenía que volver a su fastidioso empleo, aunque si veía el lado positivo, tal vez este día le sucedería algo bueno.

Quizás si se daba prisa, podría ver a la linda pelirroja que todos los días sin falta, iba a las 8:30 am a su cafetería favorita, aunque para al menos disimular un poco, tenía que invitar a su amigo Inverno, seguro así se vería menos acosador.

Su mayor consuelo era que su mejor amigo era un completo distraído, así no lo haría pasar vergüenzas frente a la chica.

Para él, los mejores días eran los sabados, pues como también trabajaba en aquella cafetería, podía hablar con ella, aunque solo fuera para pedir su orden.

Varias veces estuvo tentado a pedirle su número, pero al momento de querer hacerlo, ni siquiera era capaz de emitir alguna palabra, se quedaba pasmado por su linda sonrisa.

Dejó salir un suspiro cargado de frustración, su mejor amigo tardaba demasiado en llegar a la cafetería, el muy imbécil seguro había pasado el fin de semana intoxicado con sus cosas extrañas.

Ya pasaban de 8:30 y ella aun no llegaba y su estúpido mejor amigo tampoco, comenzaba a sentirse completamente desilusionado.

Al parecer estar maldiciendo mentalmente a su amigo, lo invocó, pues el azabache cruzó la puerta tan solo un par de minutos después, para su sorpresa, se veía bien, como si haberlo obligado a ir a alcohólicos anónimos le hubiera servido de algo.

— Llegas tarde — La voz de Renée sonaba completamente exasperada, estaba bastante frustrado.

Winter se encogió de hombros mientras se sentaba frente a su amigo. — Mi papá estuvo inspeccionando mis cosas de nuevo, no me dejó salir hasta que terminó.

Lo había olvidado, el padre de su amigo era el jefe de la policía, y aún así el imbécil se drogaba y alcoholizaba.

— Eres todo un caso — Suspiró mientras intentaba pensar en que ordenar para mejorar su día y escuchaba a Winter quejarse de su padre.

Dejó de prestar atención en el momento en que la vio llegar, la hermosa pelirroja que lo motivaba a levantarse temprano todos los días sin quejarse.

— Mirarla como estúpido no va a hacer que consigas su número — al parecer su mejor amigo no era tan estúpido como creía. — Qué tenga cara de estúpido no significa que lo sea, se nota a kilómetros que te gu... — Ni siquiera logró terminar la oración, pues Renée le metió al menos 5 servilletas en la boca para callarlo.

— Baja la voz, te va a escuchar — Se alejó de él, ignorando las miradas de la gente y concentrándose en ella, se veía tan hermosa, era la primera vez que la veía con el cabello atado.

Estaba tan concentrado en ella que ni siquiera se dio cuenta que no iba sola, alguien más la estaba acompañando.

Se dio cuenta hasta que el sujeto se acercó a ella, él se veía un tanto más alto que ella, bastante musculoso, también se veía bastante apuesto, cosa que le causaba celos, pero lo que más lo sacó de sus casillas, fue la forma en la que ella le sonreía y lo miraba, incluso como hablaba con él era causa de sus celos.

Le hervía la sangre de como es que ella se comportaba con su acompañante, en un arranque de impulsividad, se levantó de su asiento, dejando a su amigo solo, para dirigirse hasta donde ellos estaban, para su suerte las personas del lugar pensaban que se había levantado para ordenar algo.

EthermoorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora