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Maldecía cada minuto a su estúpido amigo, al fin había conseguido escribirle a la linda pelirroja y él solo quería que lo acompañara por su vicio.

Aunque desde que habían llegado a aquel lugar, pudo percibir un aroma a sangre bastante intenso, de tal forma que lo mareaba.

No entendía como su tonto amigo era capaz de irse justo hacia el lugar donde el olor a sangre abundaba en mayor parte.

Pausó por un momento la conversación que estaba teniendo con la pelirroja y se dispuso a enviarle mensajes a un amigo policía que tenía en ese pueblo.

Si sus sospechas eran ciertas, su mejor amigo podría correr peligro y necesitaban ayuda lo más pronto posible.

Sin pensarlo, guardó su teléfono y salió de su auto, yendo directamente al bar, dispuesto a entrar por su amigo.

A pesar de que el olor de la sangre era abrumador, estaba seguro de poder aguantarlo con tal de que su amigo solo corriera peligro.

Abrió la puerta del establecimiento de un golpe, la escena que presenciaron sus ojos era indescriptible, se sentía asqueado y a punto de vomitar.

Había cuerpos sin vida esparcidos por todo el suelo, que también estaba lleno de sangre, una escena simplemente espantosa.

En medio de todo, se encontraba su mejor amigo, frente a él, la rubia que los había recibido y otro chico bastante alto.

Winter no parecía darse cuenta de lo que estaba ocurriendo a su alrededor, era como si estuviera hipnotizado.

Nadie parecía darse cuenta de su presencia, lo que fue bueno pues le permitió escuchar todo sin ningún inconveniente.

Estaba por intervenir al ver que la mujer estaba por morder a su mejor amigo, sin embargo también en ese justo instante escuchó la sirena de una patrulla de la policía.

Pudo observar como la chica soltaba a Winter y miraba a su acompañante con lo que parecía ser una sonrisa cínica.

Renée no tuvo idea de en que momento escaparon los sujetos, eran demasiado rápidos como para haberse dado cuenta.

Se acercó rápidamente a su mejor amigo y a como pudo, lo cargó para sacarlo de ahí lo más pronto posible.

Por suerte salió con su mejor amigo antes de que alguien los viera o podrían echarles la culpa.

La rubia y el azabache habían huido lo más pronto que pudieron de aquella escena, querían mantener su identidad en secreto de los habitantes del pueblo, así no tendrían inconvenientes al momento de salir a comer

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La rubia y el azabache habían huido lo más pronto que pudieron de aquella escena, querían mantener su identidad en secreto de los habitantes del pueblo, así no tendrían inconvenientes al momento de salir a comer.

El azabache estaba frustrado por no haber podido degustar una última víctima en el día y estaba seguro que su querida amiga estaba igual.

Se detuvieron en el bosque que se encontraba entre Ethermoor y el pueblo del que venían, ambos se miraron a los ojos y comenzaron a reír, habían disfrutado de un gran festín, lastima que la policía casi los atrapa.

EthermoorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora