Capitulo 1: Un día normal en la casa Loud

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Al igual que las gemelas Lola y Lana, Leía y Lizy dormían juntas en la misma habitación, cada quien en su propia cama estando en su propia versión de su paraíso soñado mientras que las sábanas las abrigaban a ambas dulcemente, el cantor de los pájaros no se hizo esperar provocando una respuesta negativa por parte de la chica exploradora, por su parte, Lizy abría sus ojitos admirando con esplendor otro amanecer que le daba la bienvenida a nuevas posibilidades para distraerse y conocer nuevas amistades. Lizy se levantó de un salto y fue a la ventana a saludar a su amiga la ave, iba a despertar a su hermana mayor, pero prefirió no hacerlo, conocía muy bien a Leía y una de las cosas más importantes para ella (Además del dinero) es su sueño de belleza, debía lucir linda y adorable para engañar con más facilidad a los ingenuos qué se negaban a comprar sus galletas sobretodo ahora que la competencia se a vuelto más fuerte con la llegada de tres equipos de niñas exploradoras.

- Buenas noche Leía- Lizy le da un beso en el cachete a la rubia.

La niña pequeña bajo dando saltitos si no antes de llevar a algunas de sus lagartijas a comer el desayuno. Leía se retorcía de fastidio porque podría oír el sonido de las pisadas de sus tías y medias hermanas y hermano moviéndose de un lado a otro haciendo dios sabe que cosa, es una de las muchas cosas malas de vivir en la casa Loud el exceso de gente de por aquí es abrumador incluso para alguien como la rubia, hasta donde se sabe, la razón por la que todos viven juntos es para que los medios hermanos se conviva y no vivan alejados uno de otros o algo así le dijeron.

Leía dejo a un lado sus sábanas y miro a la puerta que por la luz que pasaba por debajo se podía ver las sombras de todos moviéndose.

- Porque no son sinceras y dicen que estamos tan apretados porque se niegan dejar solo a su hermanito alias el padre de sus hijos- Susurro Leía enojada.

La rubia bajo de su cama y se acomodo el pelo lista para salir de su habitación e ir al baño, al salir no se sorprendió lo que sus ojos observaban, una larga fila que cubría la sala conformada tanto de adultas como de adolescentes y niños, todos queriendo ir al baño a tener su momento de relajación.

Leía no tenía el tiempo para esas estupideces y como siempre fue a pedirle el baño a uno de sus vecinos, lo hizo tantas veces que ya no poseía la pena de pedírselo, tomo la ropa que se iba a poner, su toalla y todos sus productos para el cabello y su maquillaje y salió de la casa a una de los muchos hogares que lo rodeaban.

Leía llegó a una casa color rosado pomposo dónde vivía una señora junto a sus dos hijas, la señora es muy amable y siempre le permite a Leía bañarse en su ducha y si es posible comer un bocadillo antes de irse. Luego de un saludo, leía pidió el permiso para entrar y se le fue concedido, camino unas escaleras y llegó a un baño lleno de flores decorativas, encaje y rosa hasta las persianas que cubrían la ducha. Al estar debajo de las múltiples gotas tibias que bajaban por su frágil y pequeño cuerpo, pensamientos llegaron a la cabecita de Leía, la Loud consentida de toda la casa, la hija del terror rosa, Lola Loud, que a comparación de las demás madres, no duda dos veces en cumplir los caprichos de su pequeña hija, el dinero nunca a sido problema, Lola no solo es la concursante de belleza más joven de toda Michigan, si no una modelo profesional, actriz y dueña de su propia línea de perfumes, en todo eso combinado le suma una buena cantidad de dólares que no solo mantiene la casa y a sus miembros, a su vez le compra todo lo que le pide su hija.

Leía cerro los ojos y puso su cabeza debajo de la regadera y otro pensamiento llegó a su cabeza... Lupa, la rubia nunca se llevó bien con la manera de ser tan sarcástica y fría de la peli blanca, sus personalidades chocaban como dos carros que iban a toda velocidad sin frenos, nunca se llevaban bien y si intentabas juntarlas se separaban como agua y aceite. Eran escasos las veces que convivían sin intentar de ser pasivo-agresivas en sus conversaciones, tal vez la mayoría de esta situación se deba a la naturaleza consentida y malcriada de Leía que no permitía un "No" como respuesta combinada con lo chismosa que es llegaba a sacar de quicio a la gótica.

El amor de Leía Loud ( The Loud House, Sins Kid)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora