Hoy, mientras cenaba una ensalada de lechuguita, col, brócoli, zanahoria, calabacín y espinaca, con unos frijolitos refritos y unos garbanzos sazonados, leía al XVII Karmapa (líder de una de las escuelas y líneas buddhistas tibetanas). Repasaba, sería la palabra correcta.
Últimamente siento un nudo horrible en la boca del estómago, es algo que no se va (ah, como la canción, QUÉDATE OTRA VEZ, QUÉDATE TODA LA NOCHE, QUÉDATE OTRA VEZ, QUÉDATE MÁS DE LAS DOCE).
Traté de ignorarlo por varias noches, pero dormía pensando que al amanecer se iría y despertaba pensando que con un té podría llegar hasta el intestino, pero nunca pasaba a más. Se quedaba estático, como un tumor que comienza a extender sus brazos en la boca del estómago y escalar con el minutero, con las nubes que cruzaban el cielo volviendo mi horizonte opaco, multicolores o soleado, dependiendo de sus formas.
Cansada me refugié en las redes sociales buscando serotonina, ansiando paz y risas... obtuve todo lo contrario.
La mayoría de personas pueden decir que se conocen desde que tienen raciocinio, creo... yo, al menos, sé que no me conozco tan bien, hace no mucho me he empezado a tratar con la dignidad que trato a los demás. Comienzo a caminar entre las calles de mis pensamientos sin juzgarlos como absurdos, sin pensarlos como nulos y sin el sentimiento de menosprecio usual en mí.
Así supe que hay una razón por la que me incomoda mucho conocer y convivir con personas, tiendo a la comparación en todo sentido, desde el físico —que es el que menos tiene peso, realmente—, hasta el emocional y psicológico, que es aquel que más carga tiene sobre mí. Hace un tiempo hablé sobre cómo me sentía líquida en medio de una sociedad sólida, cómo no podía tener una cobertura específica porque mi naturaleza es distinta a los demás, y esto sigue siendo así, es algo que soy. Sigo siendo.
Y cuando mi naturaleza busca a los demás, observo lo que son, lo que hacen, leo la forma en la que se expresan, la forma en la que piensan y son... inmediatamente comienzo a compararme, siento que no estoy haciendo las cosas bien, observo que no me siento igual al resto, creo que estoy siendo muy... distinta. Incómodamente distinta, diría.
El Karmapa dice:
Y entonces calmó un poco mi corazón.
La manera en la que la gente experimenta su realidad en redes sociales es distinta a la mía porque, aparte de que evidentemente somos distintos como seres independientes, ellos mismos están buscando otro tipo de conexiones y están mostrando otras máscaras con las que, de por sí, no soy capaz de identificarme.
Esto representa un conflicto enorme para mí, porque no me siento en la norma, no siento que mi forma de existencia sea como los demás, como dije anteriormente: no se trata de un contrato de exclusividad que me dé un parteaguas para ser única, es, más bien, un trato de exclusión que todavía estoy tratando de entender para poder conectar con otros y así dejar de sentir duda por cada paso que doy.
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té & cigarros | blog
RandomAquí escribo cuando no sé qué escribir... . . "But that's how it is when you start wanting to have things. Now, I just look at them, and when I go away I carry them in my head. Then my hands are always free, because I don't have to carry a suitcase...