La Proposición

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Rob tuvo que aceptar de mala gana la presencia de un gato azulado en el arbusto que estaba ahí con el objetivo de apoyarlo y destruir al enemigo, pero gracias a su error de colocar explosivos en una casa diferente, no pudo hacer nada. La única opción que tenían era esperar a que la banana saliera de su casa para que fuera aniquilada por los barriles. Cuando se abrió la puerta de la casa, guardaron silencio para observar atentamente la eliminación de Banana Joe. Gumball estaba sacando lentamente su teléfono de forma animada para grabar lo que fueran a presenciar en ese momento, con mucho cuidado de hacer algo que captara la atención de su amigo que sacaba la basura.

Luego de unos segundos comenzó a grabar un video, logrando capturar en su cámara el momento en el que la banana fue aplanada por los barriles de basura que rodaron por la calle, destruyendo también las bolsas de basura que llevaba en sus manos. Gumball sonrió sin hacer mucho ruido, finalizando el video para después escuchar al castaño ponerse de pie y celebrar por haber completado su plan malévolo, riéndose de manera malvada segundos más tarde. El celeste observó al más alto por unos momentos, esperando a que terminara de reírse y que soltara sus monólogos preparados para ese momento. — ¡Finalmente te aplasté! — lo señaló con el dedo índice con una mirada amenazante, satisfecho por lo que hizo.

Gumball habló después de él — Querrás decir “lo aplastamos”. — comentó con una sonrisa poniendo sus manos en su cadera mientras levantaba una ceja, esperando que el otro estuviera de acuerdo con su respuesta. — ¿Qué? No, yo fui el que hizo todo el trabajo. — explicó levantando su única ceja, viéndolo confundido y un poco incómodo. El gato suspiró, volviendo a contestar — Yo grabé un video de él siendo destruido. — dijo cruzándose de brazos, esperanzado de una respuesta positiva. — ¿Puedes enviármelo? — preguntó con un poco menos de incomodidad, esta vez desviando un poco su mirada hacia la banana destrozada.

— No escuché un “gracias”. — comentó frunciendo el ceño, escuchando a Rob quejarse por lo que había dicho. No creía que podía ser tan frustrante hablar con el más bajo. Puso una mano en su rostro, hablando segundos después — Gracias... ¿Ahora me lo puedes enviar? — cuestionó cansado. El otro siguió charlando — También merezco una recompensa, ¿Sabes? Podría seguir grabando videos de él siendo eliminado. — el castaño no entendió por completo lo que quería decir. — ¿Qué?

El celeste explicó de mejor forma su respuesta con una sonrisa, demostrando emoción — Este puede ser el inicio de una gran amistad, ¿Verdad? Podríamos ser amigos, ¿Qué dices? — propuso entusiasmado, viendo que el ánimo de Rob empeoraba cada vez que abría la boca. El chico alto volvió a enojarse, sabiendo que no era tan posible huir de Gumball. Con fastidio le respondió buscando una solución en su cabeza. — Está bien, pero no seremos amigos — escuchó al gato enojarse por su respuesta, sintiéndose triste y decepcionado. El chico buscó otra alternativa para que dejara de quejarse sobre su decisión, excluyendo de su mente la opción de ser su amigo. — Seamos... Socios. — dijo sin estar completamente seguro, oyendo más oraciones del otro.

— ¿Socios? Pues claro, por supuesto, ahora, ¿Qué es lo que tengo que hacer?- — Gumball fue interrumpido por otra respuesta de Rob, que intentaba aclarar y explicarle en qué consistía lo que iban a hacer de ahora en adelante. — Vas a ayudarme a destruir a Banana Joe, pero nada más que eso. — comentó rápidamente antes de que el ser gatuno dijera otra cosa, viendo que sus orejas bajaban por lo que había escuchado. — No habrá salidas de amigos, charlas normales, solo socios. Eso es todo. — destacó las últimas palabras, queriendo dejarlas en claro, sabiendo que el azulado prefería a veces no escuchar lo que las otras personas querían hablar.

El celeste se decepcionó un poco por la propuesta que Rob le tenía, porque no era lo que había esperado; pensó que podría ser más fácil hacer una nueva amistad y dejarlo todo atrás, pero eso era lo único que le propuso el chico. No podía hacer nada para cambiarlo. Podría ser mejor persona y demostrarle que era un amigo que valía la pena tener, pero si era honesto no es algo que él haría. Después de esto se percató de que decía otra cosa — Si lo arruinas... — provocó intriga en el otro, haciendo que levantara una ceja. — ¿Seremos némesisis de nuevo? — sus orejas subieron por la pregunta que acababa de hacer, esperando por una respuesta del castaño.

Rob lo pensó por unos momentos, poniendo una mano en su mentón, desviando la mirada a otro lado. Si eran némesis nuevamente, Gumball podría ponerse feliz y estaría satisfecho por cumplir una de sus metas, ser el centro de atención principal. Al menos eso era lo que creía el más alto. Pero si ya no eran socios ni némesis, el gato estaría triste y no cumpliría ninguno de sus objetivos, por lo cual estaría decepcionado y frustrado. De esa manera Gumball sufriría sin que el castaño tuviera que hacer algo de esfuerzo para que se sintiera mal, y estaría satisfecho por alcanzar su antigua meta aunque no fuera literal; destruirlo. Luego de estar en silencio por unos segundos, respondió—No. No seremos nada. —sonrió de forma inmediata y malvada, observando la sorpresa en el rostro del azulado y la inquietud que se iba apareciendo lentamente en él.

— ¡¿Pero qué?!- Ay, está bien. — se golpeó la frente aceptando de mala gana su decisión, haciendo que Rob empezara a reírse de nuevo por las acciones de él. Este lo miró un poco enojado y frustrado de que ganara, desviando su mirada hacia la banana destrozada cruzándose de brazos para evitar que se siguiera burlando de su respuesta. Escuchar su risa era irritante y solo quería que algo la detuviera. Unos sonidos de la casa de Banana Joe se hicieron más presentes en la calle, provocando que ambos dirigieran su mirada hacia el hogar del enemigo.

— Joe, ¿Ya sacaste la basura? — preguntó una señora que estaba adentro de la vivienda, haciendo que los dos se asustaran por la pregunta. La mujer podría salir de la casa en cualquier momento y ver el desastre que se había causado afuera, podría hasta llamar a la policía y denunciarlos o acusarlos con algún adulto. Definitivamente ninguno de ellos quería eso, Gumball se levantó rápidamente del arbusto huyendo de la planta, viendo que Rob hacía lo mismo. Los nervios se hacían más notables y se empezaron a escuchar unas cosas alrededor de la puerta, demostrando que podría ser abierta en unos momentos.

Gumball comenzó a acelerar sus pasos y a llamar al chico con urgencia — ¡Corre! — ambos salieron de la zona gritando y corriendo hacia otro lado, huyendo de la escena que causaron y de los posibles regaños que les daría la mamá de la banana. Por suerte cuando se alejaron mucho más de aquel arbusto la puerta no se escuchó, pero siguieron corriendo en caso de que se dieran cuenta del caos que provocaron en el medio de la calle y en la acera del vecindario.

Los Socios | GumrobDonde viven las historias. Descúbrelo ahora