Capítulo 4

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-Aristóteles fue un filósofo y científico que escribió 200 tratados...

La maestra de Filosofía con cada palabra me parecía más insoportable. Era algo que me sucedía a menudo. Odiaba a las personas sin razón alguna. ¿Será parte del crecimiento? No lo creo. Sería muy absurdo. Pero no soportaba escuchar cómo hablaba de esos grandes filósofos de la Antigua Grecia. Cada palabra, cada movimiento, cada expresión... Hacían que mi cabeza estuviera a punto de estallar. Debía concentrarme en otra cosa, pues mis impulsos cada día me sorprendían.

Aristóteles... Uno de los filósofos más importantes. Gran pensador. Uno de sus muchos pensamientos era que "todo hombre tiene derecho a ser feliz". Claro. Todos tenemos derecho a ser felices. Pero no todos encontramos la manera de serlo.

¿Quién podría decirme si el hombre era realmente feliz? Nadie. Tal vez solo había dicho eso por compromiso, o para que la gente buscara una manera de solucionar sus problemas y ser feliz. ¿feliz? La felicidad es algo superficial. No te levantas un día y dices "¡oh! Hoy estoy feliz", ¿O si? ¿Hacen eso las personas normales? Tal vez lo hagan. Tal vez quisiera levantarme algún día y sentirme conforme conmigo misma. Conforme con lo que soy. Feliz de existir. «Haha» No lo creo...

Pero aquí estoy. Una chica a punto de cumplir dieciséis. Pelo castaño, ondulado rebelde. Ojos grandes y cafés. Boca grande, labios gruesos. Y una tez blanca, un tanto dorada por el sol. Esa soy yo. Mamá dice que mis facciones son dignas de ser fotografiadas. Ella dice que soy hermosa. Ojalá y el mundo estuviera de acuerdo con ella.

«Suena la campana»

Ir en la sala de receso buscando una mesa donde comer es un tanto humillante... Al menos en mi caso. Tardo unos cinco minutos en buscar alguna silla vacía, pero finalmente me rindo y me siento en las bancas cerca de la cafetería. Es así, cada día.

No es como que la gente me verá y me dirá: "¡Oye! He visto que llevas un siglo buscando dónde sentarte. Ven, aquí habrá espacio para ti siempre". No. Eso solo pasa en las películas.

-¡Auch! ¡Oye, ten cuidado!

- Yo... Yo lo siento. En verdad lo siento.

- La próxima vez ten más cuidado...

Si. Pisé el zapato de un chico, él tropezó y cayó sobre mi comida. ¡Qué gran forma de empezar una conversación, Aine!

- Dejame ayudarte con esto.

- Ok.

-¿Cuál es tu nombre?

- A... A-Aine.

- Bien, A-A-Aine. Mi nombre es Andrew. Un placer.

- Igual.

- ¿Te veo luego?

- Si.

Y eso fue todo. Había visto a Andrew miles de veces por los pasillos, pero jamás lo había visto a los ojos. Tenía unos ojos espectaculares. Eran color miel y reflejaban un chico sano y repleto de alegría. Su mirada era tan penetrante. Seguramente le sacaba la verdad a cualquiera con tan solo voltearlo a ver. Pero de todo lo que pude decirle, solo tartamudee y asentí secamente. Al fin y al cabo, solo es un chico ¿no?

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