VII. La Pesadilla

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**Jasper

Estábamos como todos los días; fingiendo comer en la cafetería. Mi mirada recorrió todo el lugar, buscando a alguien. En un punto, me encontré con los ojos de Alice, ella también buscaba lo mismo.

Era extraño. Aunque parecía que no la notaba, claro que lo hacía. Siempre se sentaba sola a unas pocas mesas de la de nosotros.
No entablaba conversación con las personas. Se limitaba a escuchar música. A veces por sus audífonos se alcanzaba a percibír los instrumentos de música clásica. Comía en silencio y luego de terminar se levantaba e iba a clases.
Era muy responsable.

Pero desde el día de ayer, ni antier, ni hoy la hemos visto. Al parecer tampoco habría venido a la escuela.

Alice tampoco podía tener visiones sobre ella. Eso era lo extraño.

-Tampoco está hoy. -le dije en un susurro a Alice. Para que solo ella me escuchara.

-Tal vez deberíamos de visitarla...

-Lo haremos después de clases.
Estando frente a la puerta de su casa, Alice llamó.

Se escucharon unos pasos acercándose y entonces se abrió la puerta dejando ver a una chica alta y de cabello rojizo. Creo que la había visto en el instituto, era su hermana. Y por la reacción que tuvo, claro que sabía quién éramos.

-Hola chicos. ¿En qué puedo ayudarles? -su voz salió más aguada de lo normal.

-Pasabamos para preguntar sobre María. El profesor ha preguntado por ella. -le mintió Alice.

La cara de la chica se tensó. Y su actitud también cambió.

-No lo sé. -dijo indiferente -Salió hace tres o cuatro días.

-¿Y... No han hablado con ella? -esta vez le pregunté.

-¿Y por qué lo haríamos? -dijo con una voz hostil.

Está niña tenía muchas agallas al hablarnos en esa forma.

-¿Porque son su familia? -le devolví en el mismo tono. Alice me tomó de la mano para tranquilizarme.

-Ella no es nada de nosotros. Ahora sí me disculpan, tengo cosas más importantes que hacer. -con la sonrisa más falsa se despidió y cerró cerró la puerta.

-¿Cómo que no es nada de ellos? No me contó nada...

Estaba más que claro que María no le tenía confianza a nadie para hablar de su vida privada. Nada más de ver cómo se comportaba su "no familia", era de esperarse que ella adoptara una actitud a la defensiva. Para protegerse.

-¿Tienes pensado otro lugar al qué ir a buscar?

-No...

-Regresemos a casa y hablemos con Carlisle. Tal vez el pueda preguntar en los hospitales.

**María

Al parecer me encontraba en una habitación. Había una pequeña ventana, a través de ella pasaba una tenue luz. No reconocía el lugar.

En la pared estaba pegado un gran espejo en el que me podía ver de cuerpo completo. Mi apariencia lucía demacrada, tenía el cabello revuelto, tenía golpes en el rostro y brazos.

-¿No te sientes mal por lo que ves? -susurré frente al espejo. -Tal vez debería de buscar la forma de terminar con esto.

De pronto, detrás de mí, apareció Antony quien se acercaba a paso lento junto con otras personas sin rostro. Decían algo inaudible.
Traían cuerdas y unos bates. ¡No!

No lo iba a permitir. Me eché a correr para el otro extremo de la habitación donde encontré un bote que al parecer, por su olor, era gasolina.

Lo arrastré hasta lo que parecía ser la salida, deje un rastro de líquido por el camino hasta la salida. Eso bastaría para que no escaparan.

Cuando se dieron cuenta de lo que estaba haciendo, corrieron hasta donde estaba. Antes de que pudieran llegar, saque el encendedor que siempre traigo conmigo para encender mis cigarrillos y lo lancé contra el suelo mojado. Las llamas no se hicieron esperar.

Tarde o temprano esas personas serían consumidas por ellas. Todo tenía un fin.

Me quedaría a disfrutar del espectáculo hasta el final.
Porque no me arrepentía.

-María! -alguien gritó mi nombre. No sabía de dónde provenía. -Maria! -se hacía cada avez más fuerte. -Maria!

Entonces desperté.

Me incorporé rápidamente de la cama. Sentía que me ahogaba. Tenía la respiración pesada.

-Dios. Creí que te estaba pasando algo. -dijo Melissa algo alarmada.

Era la chica con quién me había llevado muy bien durante mi trabajo en "Moonlight". Me había estado quedando con ella durante éstos últimos días.
Luego de aquella noche, no pude soportar ver a la mañana siguiente a Antony. Entonces le mandé mensaje a Meli y me dijo que estaba bien, después de todo, ella vivía sola.

-¿Estás bien? Estás sudando.
-Estoy bien. Creo que fue una pesadilla. -doble mis rodillas y recargue mi cabeza en ellas -perdon por despertarte.

-Está bien.

-Creo que me tomaré el resto de la semana.-dije algo apenada -Ya me enfrentaré a la realidad esta semana que viene.

-Por mi está bien que te quedes. Me agrada tener a alguien con quién hablar.

Sentía que realmente me estaba aprovechando de la bondad de ella.

-Gracias.

Esos días fueron los únicos días que disfrute limpiando una casa y preparando comida, además de tener a alguien con quien conversar libremente sin tener que ocultar todo de mi desastrosa vida y no ser juzgada.

Era cálido.

Era cálido

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⏰ Última actualización: Mar 02 ⏰

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