Desastre invisible
Elsa no sabía cómo habían llegado a ese punto, lo único que tenía en su mente era una intensa neblina que estaba cegándola cada vez más. Todo era un borrón, un cambio de escena. Algo intangible, y al mismo tiempo, algo de lo que se podía aferrar. De lo que se quería aferrar. No había pensamientos, remordimientos, nada que la sujetara con firmeza a la tierra. Sólo estaba Anna; Anna haciendo lo posible por rastrillar suavemente las uñas en la piel de su abdomen para sacarle un poco el alma. Anna respirando como si el aire se le acabara y tuviera que robarle a ella el oxígeno; la vida. Y estaba encima de Elsa, a horcajadas, besándola furiosamente como si se estuvieran quedando sin tiempo. Como si una bomba de tiempo amenazara con explotarles en la cara. Elsa era nada en ese instante, nada cuando esa chica metía la lengua dentro de su boca y exploraba todo en ella, nada cuando gemía y luego se sobreponía mordiendo su labio inferior. Anna podía arrancarle las páginas a su existencia, podía hacer lo que quisiera con ella; recrearla, moldearla, rehacerla, revivirla.
"Anna", repetía. "Anna", porque era lo único que sabía decir cuando los besos húmedos de la pelirroja se perdían en su yugular e iban avanzado como fantasmas hasta su clavícula, hacia abajo, más abajo. Asesinos y certeros, cada uno. Las manos de Anna seguían avanzando, sin detenerse por mucho tiempo en un solo lugar. Elsa estaba jadeando; se retorcía bajo el peso de la menor. Su vientre era una caldera a punto de explotar. Y luego unos dedos tocando, pidiendo permiso para entrar en ella.
—¿Me quieres? —Anna ronroneó en su oreja y luego se apartó para tenerla de frente. Elsa tenía los ojos abiertos, intentando descifrar porque los ojos de su hermana eran más azules. Casi negros—. Respóndeme.
—Anna... —Ella no podía pensar. Su lengua no respondía, no podía decir otra cosa que no fuera ese nombre; pero lo estaba intentando, en verdad lo intentaba. Quería que Anna lo viera en sus ojos. Quería mostrar lo que tenía dentro, atorado, ahogándola cada momento de su vida.
"Te amo, te amo, te amo".
—Eres un desastre —Anna sonrió y esta vez su sonrisa se
—En la cafetera—su madre apuntó con la vista—. Anna estuvo esperándote, creyó que bajarías a ver las películas con ella. Tu padre la ha tenido que llevar a su habitación hace un rato, seguía murmurando los diálogos de "Lilo y Stich".
Elsa no contestó, sólo se puso de pie de nuevo y fue hacia donde se encontraba conectada la cafetera eléctrica, apenas había para media taza. Se sirvió el café y lo bebió sin ponerle azúcar. Anna la estaría mirando con un gesto extraño si la viera hacer eso.
—Vamos a salir —anunció su padre sin apartar la vista del periódico local—. Tu madre y yo queremos visitar a la abuela, tu tío Nicholas dice que no se encuentra muy bien.
—¿Vas a faltar a tu trabajo? —Elsa dejó descansar su espalda en la barra, un poco preocupada, su abuela vivía a tres horas de distancia—. ¿A qué hora llegarán? Necesitaba ir a la librería.
—Pedí permiso, Elsa. Ve mañana a la librería, cuando regresemos.
Se congeló en su sitio. ¿Había dicho mañana? Tal vez había escuchado mal. Sus padres no podían dejarlas solas un día entero. Anna se ponía ansiosa, la libertad sin sus padres ponía en peligro a Elsa.
—Espera, ¿dices que regresan mañana?
—Sí —su madre contestó—. Le dijimos a Anna hace un rato, pero no creo que nos haya entendido. He dejado comida en la nevera, y pueden pedir pizza para la cena. Estaremos aquí al amanecer.
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Cuando me quieras
FanfictionElsa ha vivido muchos años ocultando sus sentimientos por Anna, pero estos sólo van haciéndose más fuertes con el paso del tiempo aún cuando intenta frenarlos. Consciente de lo que esto implica, será necesario que luche contra sus sentimientos, su f...