Capítulo 5

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Respiración artificial

El ruido de la cafetería era todo un festín a esa hora, y los murmullos de las charlas apagadas se combinaban perfectamente con los sonidos de las cacerolas y cucharas que tintineaban cada vez que alguien pedía el desayuno. Muchos alumnos parecían no tener clases a esa hora o, bien, habían faltado como ella. Elsa buscó con la mirada a Jane Porter, quien le sonrió en la lejanía mientras esperaba los cafés que había ordenado.

—¡Hey!

Elsa levantó la cabeza y se encontró con unos ojos azules mirándola de lleno. Contuvo la respiración por un eterno segundo antes de reconocer a la persona en cuestión.

—¡Mérida! —dijo, y la susodicha le dedicó una sonrisa amplia.

—Entonces aún me recuerdas, ¿eh?

—Oh, sí, por supuesto —cerró con suavidad la libreta en la que había empezado a escribir hace sólo unos segundos y esperó a que la pelirroja de cabello indomable se sentara frente a ella.

—Oh, no te pregunté si podía sentarme —Mérida dijo, quedándose completamente quieta a medio camino de acomodarse en la silla.

—Adelante, no te preocupes. Sólo estoy con una... —¿Qué es lo que era la señorita Porter?—. ¿Una amiga?

Mérida asintió con un raro gesto de felicidad en los ojos. Sin otra palabra de por medio, la pelirroja dejó caer su mochila al suelo y se sentó sin mucha clase en el asiento. A continuación, sacó una manzana que traía en el bolsillo izquierdo de su chaqueta y le dio una dura mordida. También sacó una libreta de notas y un bolígrafo. Elsa la miraba divertida.

—Entonces, Elsa... ¿Eres escritora y prefieres observar a la gente mientras te quedas en una esquina? Estoy muy segura que esto es como ver al estudiante universitario en su ambiente natural.

Elsa sólo soltó una risita, negando con la cabeza, a continuación, entrecerró los ojos como si estuviera a punto de rebelar un secreto.

—No soy escritora, pero suelo escribir muy a menudo, sobre todo cuando falto a los primeros periodos de clase.

—Oh, ¿qué tenemos aquí? ¡La delincuencia juvenil!

—Es algo así como mi primera vez —dejó que su cabeza descansara en su mano derecha—. No espero hacerlo un hábito. ¿Qué te trae por aquí? Pareces estar en un caso de periodismo muy serio.

—Oh, cierto, sólo será un minuto —dijo, y a continuación garabateó unas cosas en el papel—. Es sólo... una petición... y...

—¿Petición sobre qué? —preguntó con curiosidad cuando notó que la pelirroja se había perdido entre sus pensamientos.

—El arte. Más bien...

—Arte...

—Sí, y espero en verdad que puedas ayudarme porque estoy un poco... desesperada.

—¿Qué es lo que necesitas?

—Que seas mi modelo —dijo con simplicidad.

Los ojos de Elsa se mantuvieron concentrados en ella, serios. Luego abrió la boca repetidas veces sin entender del todo.

—No soy modelo —dijo, como si fuera muy obvio.

—Eso ya lo sé, Elsa. Voy a pintar; quiero que poses para mí, no que modeles en una pasarela.

—¿Interrumpo? —Elsa y Mérida se encontraron mirando a Jane, que se debatía entre retirarse o sentarse al lado de Mérida. Traía los dos vasos de café en las manos.

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⏰ Última actualización: Feb 11, 2016 ⏰

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