Después de unas horas, Haru soltó a Minato en el suelo y caminó agachas, como si de afuera se viera para adentro, y asomó la cabeza para mirar hacia los árboles. No había nadie, suspiró más relajado y enderezó para levantarse y tomar la mano de Minato. Ambos se encaminaron devuelta al exterior de la casa para recoger la canasta y así volver.
— Minato, tienes que comértelo todo esta vez ¿ok? -habló mientras miraba como el niño asentía.-
Sonrió y comenzó a preparar la cena que consistía en pescado y tomates. Después de la comida estar hecha, ambos comieron y Haru bañó a Minato para luego bañarse el, en la orilla del río. Al regresar ambos se fueron a dormir, sin percatarse del hombre que había entrado en la casa y les miraba dormir de forma intensa y callada.
Se quedó ahí parado mientras veía a ambos dormir antes de marcharse al castillo del general al amanecer.
Días más tarde, Haru salió con Manito de la mano hacia el río. El niño estaba todo sudado, lo que significaba que llegaba el verano. Lo bañó con el trapo y prosiguió hacerlo el mismo. Levantó la cabeza al escuchar unas ramas crujir y rápidamente cogió a Minato en sus brazos.
— ¿Quién anda ahí? -gritó y se sorprendió ver a un hombre de estatura baja, piel pálida, y ojos oscuros como la noche.- ¿Quién es usted?
El misterioso hombre le seguía mirando, pero bajo su vista hacia Minato, quien al verlo, se emocionó.
— ¡Papá!
— Ryousuke -Salió de sus finos labios y Haru soltó al niño, pero con recelo.- Por fin te encontré
Se agachó y abrazó a su hijo mientras el pequeño lo abrazaba devuelta. El hombre miró a Haru, quien había salido del agua para vestirse. Este último sintió sus mejillas calentarse al sentir la penetrante mirada del contrario en su cuerpo.
— Me llamo Haru —Se acercó e inclinó su cabeza- Quiero que sepa que no le robe a su hijo. Lo encontré en el mercado y no quería tener problemas con hombres del general ... -murmuró audible.-
— Lo sé. -Medio sonrió y se acercó a Haru lo suficiente para invadir su espacio personal. Aún con Ryousuke en brazos.- Me llamo Daisuke, y de ahora en adelante. Me perteneces, Haru.
Vio a Haru palidecer y colocó a Ryousuke en el suelo para coger una pequeña tela que siempre cargaba encima y secó el rostro medio húmedo de su hijo. Vio al hombre, centímetros más alto que el, correr hacia su cabaña y miró hacia la copa de los árboles para asentir y volver a coger a su hijo en brazos. Camino de vuelta a bajo de la montaña y su hijo recargó su pequeña cabeza sobre su hombro izquierdo.
— Haru... -dijo en un suspiro.-
Su padre le palmeó la espalda y miró hacia el frente.
— No escapara. Cuidará de ti, Ryousuke.
Porque Haru vendrá y será su suyo. Así sea a la fuerza, pero se quedará. El Shōgun, podía tener lo que quisiera, y lo haría. Sin más volvió al castillo-cuartel y no se esperó más de sus samurais... rumores entre los guardias comenzaron. Desde los Daimio (gente importante que apoyaba al Shōgun), hasta los mercaderes, campesinos, y artesanos.
"El Shōgun traería a un Oiran, hombre"
Daisuke sonrió y recargó en su balcón con vista a donde se supone que esté el castillo del emperador, a dos ciudades más. La luz de la luna le acompañaba y el viento acariciaba su piel expuesta por el haori -de color negro y estampados rosa brillante- que se había deslizado de sus hombros y revuelto sus cabellos negros cortos. Tiró su cabeza hacia atrás y sacó su mano húmeda de sus pantalones negros para limpiarla con un trapo.
— Haru ...
Sonrió. Y quedó dormido con su cabeza apoyada en sus brazos y brazos apoyados sobre el barandal.
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Haru lloró toda la noche. Había tratado de salir, pero un samurai del general, le había advertido a que esperara hasta que saliera el sol para llevarlo al castillo. Sabía que lo iban a matar, ¡Dios mío! Era feliz aquí donde se había asentado y trabajado la tierra. No debió de coger el niño, pero tampoco tenía el corazón para dejarlo tirado. Sabía como las calles te trataban y no iba a permitir que el niño sufriera igual que muchos por ahí.
Miró una vez más por la pequeña rendija en las maderas, antes de quedarse dormido.
Su sufrimiento acabará.
Nota: Espero que estén bien. ¿Les gustó?
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