Xavi, un joven apasionado por la música y el arte. Su vida cambia drásticamente cuando, durante una presentación en un pequeño café local, conoce a una chica, una talentosa artista de apenas 16 años. Aunque la conexión entre ellos es inmediata, Xavi...
—Vaya espectáculo que has armado con las papas, ¿verdad? —comenté.
— No era cualquier papa.
—Gracias, Xavi. No esperaba encontrar a alguien dispuesto a hacer dramas en medio de la noche. Necesitaba esta distracción.
Sus ojos reflejaban comprensión, y su sonrisa revelaba una complicidad compartida. En ese instante, entre risas y papas. ¿En serio aun sigo pensando en las papas? Y papas en el suelo, la noche se volvió más especial.
Xavi rompió la distancia entre nosotros y me abrazó con suavidad.
—Gracias por estar aquí, Bárbara. Esta noche ha sido diferente gracias a ti —dijo con una calidez que me hizo sentir apreciada.
El abrazo fue un instante de conexión profunda, una pausa en medio del tumulto cotidiano. Sin embargo, la magia se rompió cuando mi teléfono sonó repentinamente. Era mi mamá, y la tonalidad de su voz indicaba que algo urgente había surgido. O que posiblemente iba a recibir un regalo del porque no estoy en el evento.
—Lo siento, Xavi, pero tengo que irme. Mi mamá me necesita. —expliqué, sintiendo cómo la realidad interrumpía nuestro momento.
Xavi asintió comprensivo, liberándome del abrazo.
— Ya es tarde, ya debemos irnos, fue un gusto estar aquí contigo.
— Bye, bye Xavi, espero vernos pronto.
— Escríbeme.
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Me dirigí a la carretera a esperar algún taxi, Xavi estaba viéndome desde lejos, pensó que no me iba a dar cuenta.
Y así fue mi día de hoy.
Xavi me encontró epicamente. Olivia se portó mala conmigo. Pero ví a Xavi, eso fue lo más hermoso que pudo haberme pasado hoy.
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