Xavi, un joven apasionado por la música y el arte. Su vida cambia drásticamente cuando, durante una presentación en un pequeño café local, conoce a una chica, una talentosa artista de apenas 16 años. Aunque la conexión entre ellos es inmediata, Xavi...
De nuevo, todas las rutinas empiezan en la mañana. Lo mismo de siempre: levantarme temprano. Pero hoy no era un día cualquiera. Hoy era especial, porque anoche Xavi me pidió ser su novia.
Amaba arreglarme por las mañanas, pero hoy, mientras me peinaba frente al espejo, sentía mariposas en el estómago. No podía dejar de pensar en Xavi, en sus ojos sinceros y en su sonrisa traviesa. A pesar de la emoción, un peso se ponía en mi pecho al recordar la discusión con mi madre.
— Olivia vino esta madrugada a decirme que te vio con él. ¡Ese chico es una mala influencia para ti!
Esas fueron las palabras que me dijo cuando me vio bajar por agua.
Olivia, mi vecina y antigua amiga, siempre había sido un poco chismosa. Claro, tenía que ser ella quien nos viera y corriera a contarle a mi madre.
Esta mañana, el silencio en casa era espeso. Mi madre no mencionó nada más sobre lo ocurrido anoche, pero sabía que no aprobaba mi relación (que aún no sabia) con Xavi. Decidí que tenía que verlo. Necesitaba estar con él. No cheque mi teléfono para no arruinar la sorpresa, si lo checaba no iba a resistirme e iba a contestar sus mensajes.
Salí a escondidas, aprovechando que mi madre se volvió a dormir.
Llegué a su puerta y dudé un segundo antes de tocar. No quería despertarlo, pero necesitaba verlo. Toqué suavemente, esperando no hacer mucho ruido. La puerta se abrió lentamente, revelando a un Xavi somnoliento y en pijama. Se veía sorprendido, pero una sonrisa apareció en su rostro al verme.
—¡Barbara bonita! —exclamó, todavía medio dormido—. ¿Qué haces aquí tan temprano?
— Quedé tonta anoche —dije, entrando rápidamente y cerrando la puerta tras de mí.
Me llevó a la cocina, donde estaba preparando un desayuno sencillo: tostadas, huevos revueltos y café.
El aroma me hizo darme cuenta de lo hambrienta que estaba. Pues salí corriendo de mi casa y ya eran las nueve.
—Siéntate, te prepararé algo de desayunar —dijo, señalando una silla.
Me senté y lo observé moverse por la cocina.
—Anoche mi madre y yo discutimos, ya sabes, pero ¿sabes qué fue lo peor? —empecé jugando nerviosamente con un mechón de mi cabello —. Olivia le dijo que me vio contigo y... bueno, no fue una charla agradable.
Xavi se detuvo, con una tostada a medio hacer en la mano.
Su expresión se volvió seria.
— Lo siento bonita, pero esa amiga tuya no me cae bien.
—No es tu culpa —respondí rápidamente—. Mi madre simplemente no te conoce como yo. Piensa que eres una mala influencia porque Olivia le llenó la cabeza de cosas.
Xavi dejó la tostada en el plato y se acercó a mí. Tomó mis manos entre las suyas y me miró a los ojos.
—Voy a demostrarle que está equivocada. Prometo que voy a hacer todo lo posible para que tu madre vea que no soy una mala persona.
Su sinceridad me conmovió. Asentí, sintiendo un nudo en la garganta.
—Gracias, Xavi. Significa mucho para mí.
Terminamos de desayunar en silencio, disfrutando de la simple compañía del otro. Después de unos minutos, Xavi rompió el silencio.
—¿Por qué no contestaste los mensajes? —preguntó.
— ¿Xavi?
— No son celos ni nada posesivo pero quería preguntarte.
— Pues vine directo para acá.
— Okay.
Solo por curiosidad cheque el celular, entre a Instagram para ver algunas notificaciones y me tope con algo sorprendente, horroroso a mi parecer.
— Xavi ...
— Dime
— ¿Te acuerdas que me dijiste que nada pasaría con la foto?
— ¿Sí?
— Pues mira. — Le mostré mi celular y él se atoro con el agua.
— Pero que putas.
— Sí.
Nos quedamos sorprendidos. ¿Quién nos tomaría foto o nos delataría así?
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Foto de referencia. En la publicación había una frase, está decía "¿Algo secreto entre los cantantes?"