Capítulo 8: Socializing

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Al día siguiente, Dumbledore se reunió con Severus y Sirius en las Tres Escobas. Tenía el mismo aspecto de siempre, con su sombrero puntiagudo, su túnica chillona y sus cejas y barba excéntricamente pobladas. Sonrió al verlos y les hizo señas para que se sentaran.

-Dumbledore- reconoció Sirius, sentándose. Parecía tan despreocupado como siempre, pero Severus sabía que estaba nervioso.

Severus se sentó sin decir nada.

-Ha pasado mucho tiempo-, dijo Dumbledore, dirigiéndose a Sirius; por supuesto, había visto a Severus apenas el mes pasado. -Confieso que me sorprende mucho tener noticias tuyas, ahora-.

Sirius hizo una mueca. Se salvó de tener que responder inmediatamente. Rosmerta se acercó para tomar sus pedidos y entregarles sus bebidas, y luego dejó a los tres en silencio.

-Vamos, acabemos con esto-, dijo Severus bruscamente. Tratar con Dumbledore siempre le hacía sentirse con los pies planos, fuera de equilibrio, y no dudaba de que hoy volvería a ser así. -Sirius y yo encontramos a Harry metido en un armario en casa de Petunia. Gritaba. Estaba traumatizado. Usaba su magia accidental para negarse a comer. Petunia estaba desesperada y amenazaba con dejar de alimentarlo. Nos enseñó tu carta, la que explicaba las protecciones si Harry vivía con la familia de su madre. No nos importó. Nos lo llevamos y no se lo dijimos a nadie, especialmente a ti, y lo hemos adoptado oficialmente a través del sistema muggle, con la cooperación y la gratitud de Petunia. Ahora es nuestro. No lo lamentamos-.

Severus pronunció este discurso sentado y muy erguido, sin expresión alguna en el rostro. Era más de lo que le había dicho a Dumbledore de una sola vez en muchos años, y mucho más asertivo que cualquier cosa que le hubiera dicho al hombre en su vida.

Sirius se había alejado un poco de Severus durante el discurso y jugueteaba con una servilleta, como si tuviera la esperanza de que todo este asunto no tuviera nada que ver con él.

-No sabes lo que has hecho-, dijo Dumbledore, en voz baja pero muy atentamente.

-Sí-, contradijo Severus secamente. -Si el Señor Tenebroso regresa, Harry no tendrá esta protección de sangre-.

-¿Si?- repitió Dumbledore, enarcando una ceja. -¿Dudas de que lo haga?-.

La boca de Severus se tensó. Detestaba este tema.

Sirius lo rescató, por fin había terminado de fingir que no era parte de esto. -No lo dudamos-, dijo Sirius. -Pero no puedes pedirnos que cambiemos la felicidad y la salud actuales de Harry por una posibilidad lejana. No lo haremos-.

-Se juegan el destino de todo el mundo mágico-, dijo Dumbledore con severidad. -¿Y tú, Severus? ¿Qué le dirás a lord Voldemort cuando venga a llamarte para que cumplas tus juramentos, para que le entregues a Harry?-.

Severus no tuvo oportunidad de responder antes de que llegara la comida. Dumbledore hurgó en ella con todo aparente disfrute.

-Moriremos protegiendo a Harry-, dijo Severus en voz baja, intensamente. Lo decía en serio. Y sabía íntimamente, tan bien como se conocía a sí mismo, que Sirius también lo haría.

-Como hicieron sus padres-, dijo Dumbledore con frialdad. -¿De qué le servirá eso a Harry, huérfano una vez más?-.

Severus apretó con fuerza su vaso. -No es tuyo para que lo conviertas en un niño soldado-, dijo Severus. -El destino del mundo mágico no es su responsabilidad-.

-Destino-, repitió Dumbledore, pensativo. -Un concepto que no podemos manipular, ¿no crees?-.

Severus sabía que todos estaban pensando en la profecía.

NOT BRIGHT OR NOBLE, BUT ALMOST SUBLIMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora