-Dejame cuidarte, Edgar
-¡No necesito que me cuides, yo puedo hacerlo solo!
Edgar y Colette fueron ingresados al internado Brawl para tratar sus problemas psicológicos.
Fang es asignado para cuidar a Edgar, deberá ayudarlo a superar sus traumas para...
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Me desperté de golpe dando un brinco en la cama, otra vez había tenido la misma pesadilla de siempre, el momento exacto en el que mi madre me abandonaba junto con mi hermana para jamás volver.
Jamás entenderé porque ese recuerdo se repite una y otra vez en mi cabeza a la hora de dormir. Es como si mi propio cerebro estuviera en mi contra.
Miré la ventana para ver si era muy temprano como para abandonar la cama pero me sorprendí al ver que las cortinas tapaban la ventana. Eso era raro, jamás dormíamos con la ventana tapada por esos dos pedazos de tela y dudo mucho que mi padre sea el responsable de esta rareza, él nunca entraba a nuestra habitación.
Pensé que quizas fue Colette para que no nos pegue la luz del sol pero ella seguía durmiendo cómodamente en su cama mientras abrazaba el peluche de Spike que le regalé. Sabía que Spike era su brawler favorito y por eso se lo compré.
Tomé mi celular para ver la hora y me sorprendí al ver que eran las 8 de la mañana, usualmente dormimos hasta las 14 de la tarde en las vacaciones pero cuando estamos en época escolar nos despertamos a las 6 de la mañana para hacer nuestras rutinas tranquilamente. Al parecer dormí solo unas cuantas horas. El ruido que provocó mi estómago terminó de despertarme.
Quería salir de la cama para buscar algo de comer porque tenía un poco de hambre la verdad, aunque me pasé un buen tiempo pensando si quería dejar la cama o no. Al final decidí que prefería comer algo a que morirme de hambre en mi cama. Me levanté despacito para evitar hacer cualquier ruido que despierte a Colette, tiene el sueño muy ligero asi que no le era difícil despertarse por cualquier cosa.
Salí de nuestra habitación y cerré la puerta lo más despacio posible. Me fuí al baño a lavarme la cara al igual que mis dientes para poder bajar tranquilamente y comer algo.
Cuando estaba bajando por la escalera pude oler el rico olor de panqueques recién hechos. Esa era la segunda cosa rara del día, mi papá no prepará el desayuno, solo tomá un café bebido y va a trabajar. Cuando llegué al primer piso de nuestra casa escuché como una persona tarareaba una melodía que conocía muy bien, solo había una persona hacía eso mientras cocinaba. Fuí corriendo hacia la cocina para encontrarme con mi tía Piper que estaba de espaldas.
—Hola tía Piper, ¿cómo estás?—le pregunté viendo como se daba vuelta para verme.
—¡Ay mi pequeño pastelito de vainilla despertó!—Se acercó y me dió un corto abrazo ya que ella resptaba mi espacio personal—Estoy bien, corazón.
—Me alegro por eso tía.
—¡Edgar, tu padre me contó lo que paso, mira tu hermosa carita! —agarró con mucho cuidado mi cara durante unos momentos para después soltarme—Si veo a ese rufian te prometo que comerá una buena granada dulce.