Uno

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De a poco sus sentimientos fueron apagándose, se mentalizo viendo a Sakura por lo que era: una chica obsesionada por un tipo que ni la hora le da, una chica que lo veía como un bicho raro al que golpear y pisar cada vez que veía. Sakura era bonita, si, no había duda de que lo era, pero... no era la gran cosa, cuando empezó a ver a las otras, se dio cuenta de que Sakura era una chica preciosa en un mar de chicas preciosas. Aunque eso no lo atrajo. Siempre Sakura resalto con su intelecto y fuerza eso fue lo que lo enamoró, Sakura Hanuro era muy inteligente y capaz, pero. De nuevo. Era una chica inteligente y capaz en un mar de chicas inteligentes y capaces, mujeres fuertes, Kunoichis a toda letra.

A demás, ella era algo... pesada.

—Naruto ¿Mañana podrías decir que estas enfermo, por favor? Es que escuche que la misión de mañana será en los campos de cerezos, y de seguro Kakashi-Sensei no nos prestará atención a mí y a Sasuke-kun y, quizá, quizá, quizá, ¡pueda tener una cita con él bajo los cerezos! Ya preparé todo para que sea per-féc.-to, solo me falta que no estés ahí ¿Qué dices?

Ya había gastado todo su repertorio de escusas con el Hokage, desde dolores de estómago hasta la enfermedad de las vacas locas, no había que no inventó con la esperanza de que en uno de esos rechazos recurrentes la dueña de su corazón se dé cuenta de que el chico que le gusta era una de dos: un salame o un ciego; y fuera directo a sus brazos al darse cuenta de todo lo hizo por ella. Soñar no cuesta nada.

—Lo siento, Sakura-chan, el abuelo me dijo que si faltaba a una misión más me colgaría desnudo en medio de la plaza —y no quería saber si era o no una amenaza vacía.

—Vamos Naruto, solo por mañana, por fis, por fis. Hazlo por mi ¿Cuándo te he pedido algo?

—Bueno-

—¡Gracias! —salió corriendo sin dejarlo terminar, con su hermosa sonrisa blanca brillando al atardecer y su cabello rosa revotando armoniosa en sus hombros como seda de la más alta calidad— ¡Te debo una, amigo!

—Más de una, Sakura —dejó de mirarla, temía volver a enamorarse con solo verla correr. Cerro la puerta con pesar y recostó su frente derrotado—. Más de las que podría contar —llaveo la puerta soltando la manija lentamente con dolor.



Fue a la misión, luego de toda una noche de pensar, decidió que Sakura era valiosa para él, pero su sueño de ser Hokage lo era aún más. No iba a arriesgar sus sueños por ella.

Llego demasiado temprano a eso de las 5 cuando la misión comenzaba a las 7, pero aun así no fue el primero en llegar, ese fue Sasuke que descansaba contra un árbol de cerezo calmado pero alerta con una mano sobre su hombro y la otra dentro de su bolsillo donde sabía bien que guardaba un pequeño kunai del tamaño de su palma. Quizás fue el aroma de la mañana o el rocío, pero decidió no molestarlo, arrastro un poco los pies para que Sasuke supiera que estaba cerca. El chico lo miro apenas como si todo este tiempo lo hubiera esperado y su presencia no fuera sorpresa.

—Buenos días.

No recibió respuesta y ni la esperaba, Sasuke volvió a cerrar sus ojos quitando la mano de su bolsillo y se sentó contra el árbol.

Naruto sacó una botella de leche que olía agria de su mochila y dos panes grandes que había horneado antier <el pan está más caro que los ingredientes> pensó con una sonrisa al ahorrar unas monedas, la grasa fue sencilla de conseguir después de todo en los bosques viven cerdos salvajes solo debía cazar uno, lo aún más fácil fue la cerveza, al fin vivir en la peor zona servía de algo, se la vendieron un poco cara, pero solo un poco.

Cocina mi Corazón| Sasunaru - NarusasuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora