Cuatro

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Cuando regresó a la mañana después de una semana, para avisar de una misión de último momento, vio por primera vez las calles del barrio rojo por lo que eran: un lugar asqueroso y vulgar.

Las prostitutas callejeras ya se estaban yendo a sus casas, pero no desaprovecharon la oportunidad de ofrecer compañía al heredero Uchiha, Sasuke negó ignorándolas sin querer pensar en sí esas mismas mujeres se habrían ofrecido a Naruto. Algunos borrachos cantaban vulgaridades sobre como complacer a una amante mientras bebían sake de mala calidad. Hombres delgados en algunas esquinas estaban vendiendo sustancias adictivas como si nada.

No podía comprender por qué Naruto seguía viviendo en ese pozo.

Llegando los departamentos se encontró una escena por lo demás vulgar: una mujer casi desnuda estaba tirando la ropa de un hombre a la calle desde la ventana de un tercer piso mientras este lloraba para que no lo dejara, diciendo cosas como que ella es la única en su corazón < ¡Pero no la única en tus calzones! > gritó en respuesta la mujer tirándole los zapatos a la cara, luego de un rato el hombre se marchó llorando con todas las cosas en mano.

Sasuke (qué había esperado que terminara el acto porque esa misma mujer era la vecina de Naruto y no queriendo meterse, esperó sentado sobre el techo de un vecino) subió las escaleras oxidadas y golpeó la puerta del departamento de su compañero sin recibir respuesta.

—El niño zorro no está —dijo la misma mujer de momentos antes mientras fumaba al lado suyo recostada en el barandal, todavía traía poca ropa por lo que Sasuke no la miró—. Salió temprano, de seguro ya regresa —exhalando el humo de su cigarrillo recorrió sus ojos negros en el niño— ¿No eres él ultimo Uchiha?

Sasuke la miró con furia, pero hasta él pudo notar que no lo decía de maldad, además, ella estaba llorando y el maquillaje se corría por sus mejillas así que se veía patética.

—Sí, si lo eres. El niño zorro siempre habla de ti, solo, murmurando en las noches sobre cómo te vencerá y serán grandes amigos. No me deja dormir, deberías dejarte vencer o romperle la cara.

Sasuke no contestó, se recostó en el barandal de espalda.

—Es todo un caso ese niño, pero por lo menos no se la jala todo el día como el de arriba —dio su cigarrillo a Sasuke y él lo aceptó, compartieron un cigarrillo más en silencio antes de que la mujer se retirará a su departamento—. Si alguna noche te sientes solo... ya sabes donde vivo.

Sasuke no podía negar que esa mujer era hermosa, pero no se metería con ella, dando una larga calada giró al barandal encontrándose cara a cara con Naruto quemándole la cara con el cigarro, pero el rubio no se movió.

—¡Maldición, Naruto! ¡Tu cara!

—Eh —como si fuera un pensamiento tardío, llevo la mano a la mejilla y chillo del dolor cayendo de espaldas a la calle.

Sasuke lo agarro con ambas manos de puro instinto evitando que se fuera para atrás, en un mal cálculo terminaron besándose.

El cigarrillo cayó de sus dedos al suelo esparciendo las cenizas.


Cocina mi Corazón| Sasunaru - NarusasuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora