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---Comeré sólo un poco, ¿ok?

---Está bien, hoy un poco, mañana otro y así sucesivamente, por cierto, te traje un regalo – se levantó después de darme el vaso de leche y sacó un libro de su mochila - "Todo pasa... y esto también pasará" – leyó en voz alta el título y continuó.

Y eso fue haciendo todos los días, casi me daba de comer en la boca y una vez estuvo a punto de desnudarme y bañarme, pero me ganó el pudor y la saqué del baño. Me llevaba al parque, nos sentábamos en los columpios a ver la gente pasar, quería demostrarme que la vida seguía, me leyó infinidad de libros que hablaban sobre pérdidas y como sobre llevarlas y poco a poco fui recuperando las ganas de vivir lo único que no, fueron las de volverme a enamorar.






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Déjame contarte la historia De la llamada que cambió mi destino

El sonido de mi celular me trajo de vuelta del recuerdo, estaba sobre la mesa de noche y la vibración lo fue moviendo casi hasta la orilla, lo tomé y vi que era número restringido, lo cual me sorprendió un poco.

---Hola -- respondí extrañada.

---¿Estás libre esta noche? - escuché decir a una voz femenina extremadamente sensual.

---¿Quién habla? – pregunté al no reconocerla.

---Respuesta equivocada "cariño", sabes muy bien que eso no te lo puedo decir, ¿puedes o no puedes verme? - sonó determinada y eso me gustaba en una mujer.

---Claro que puedo, ¿en dónde, a qué hora y cómo te reconozco?

---¿Conoces el hotel Ambassy?

---Sí, estoy como a 40 minutos de ahí.

---En 45 minutos, en el bar, vestido rojo--- y colgó sin darme ningún otro detalle.

Sonreí y moví la cabeza, "vestido rojo, muy original", pensé, seguro era alguna de mis compañeras queriendo jugar un poco. En eso me había convertido yo, en una tipa fría que sólo disfrutaba de buen sexo.

Cuando cumplí 16 años mi tío Robert me llevó a un club para que me quitaran lo virginal, me dijo que nada como el sexo para superar las tristezas y que yo ya estaba en la edad perfecta para iniciarme. Debo reconocer que yo ya tenía tiempo de haber descubierto lo bien que se sentía acariciarse y que lo hacía seguido, como todo típico adolescente, pero aquella experta mujer, que calculé yo, me ganaría con unos diez años, me llevó al cielo y de regreso tres veces en esa noche. Así que le tomé el gusto al sexo y seguí practicándolo recordando las palabras de mi tío:

"Lisa, sé que eres muy joven, pero mientras más temprano lo sepas y lo entiendas es mejor, ¿quieres saber el éxito de un matrimonio?, la fidelidad, que tu pareja pueda ser tu esposa y tu amante a la vez y para encontrarla tienes que conocer a muchas mujeres hasta que te topes con la que tenga esa cualidad, así que anda con varias hasta que aparezca esa mujer, sé que todavía te duele lo de Jihyo, pero eres muy joven y podrás superarlo y algún día, en el futuro, encontrarás esa mujer que sea tu complemento y a la que le serás fiel porque ya habrás vivido lo suficiente como para tener aventuras clandestinas"

Así que entre sus consejos y la pérdida de Jihyo me guardé muy bien mi corazón y sólo entregaba el cuerpo.

Tomé mi chamarra, las llaves de mi auto y salí en dirección a aquel hotel. Al llegar al bar había poca gente, así que me fue fácil localizarla, estaba sentada al frente de la barra, era muy hermosa, de cabello largo y con un vestido rojo bastante sensual, corto a morir, sólo cubría lo que tenía que cubrir y el escote tanto al frente como atrás era excitantemente pronunciado, sonreí satisfecha y me acerqué, de inmediato volteó y me dio la sonrisa más sensual y provocativa, bebió el último trago de su copa y después se puso de pie y, sin decir nada, la seguí.

La Verdad de LisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora