Está historia es para aquellos persona que creen que amarlos es complicado, porque desde pequeños hemos crecido con la frase con esa actitud nunca vas a conseguir a nadie... Pero llega alguien que te hace una revolución en tu vida.
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"Mia's Valencia Perspective"
Estaba en mi ronda, revisando a un paciente que estaba internado por diabetes, haciendo que estuviera en un estado grave y delicado.
—¿Crees que sobreviva? — le pregunté a la doctora que estaba a cargo del paciente.
—Lo dudo mucho — hizo una pausa — pero tenemos que mantenerlo con vida el más tiempo qué podamos.
—Espero que se pueda recuperar, tiene una vida por delante.
—Nosotros no podemos controlar quién vive y quién no.
—Lo sé, pero es difícil decirle a la familia que falleció, siendo a un joven.
—Después de un tiempo te acostumbras.
—Pero es importante las palabras con las que las dices porque en ese momento lo van a recordar toda tu vida, es como una película que se repite una y otra vez, algo que te persigue e insiste en todo lo que pudiste hacer para evitarlo.
—Por eso es importante manejar las emociones para no involucrarse de más.
—Pero a veces no hay que ser cruel.
—No somos crueles, tenemos que mantener la mente fría para evitar que la muerte de alguien te afecte. Por otra parte, tienes razón, deberíamos manejar nuestras palabras. — sonó su bíper —, me tengo que ir, tengo una consulta en urgencias.
La doctora se fue y yo me acerqué a mi paciente. Los padres se habían ido para poder comer y tomar una siesta, ya que llevaban varios días sin hacerlo.
—Estarás bien — murmuré viendo sus estudios.
Este paciente tenía diabetes tipo 2 que estaba mal controlada, lo que significa que los niveles de azúcar en la sangre estaban constantemente altos, generando cetoacidosis diabética que ocurre cuando el cuerpo no puede usar la glucosa como fuente de energía debido a la falta de insulina, por lo que comienza a descomponer las grasas para obtener energía.
—Mia, venid rápido — gritó mi compañera de guardia, sacándome de mis pensamientos.
—¿Qué pasó? — dije sobándome la sien.
—Tu novio te espera en recepción —me miró pícara
—¿Novio? — pregunté confundida
—Sí, tu novio, es lindo, si no... —La interrumpí antes de que siguiera.
—Enzo — reaccione para después correr hacia la recepción.
Cuando estuve ahí, me acerqué con una de las enfermeras que atendían el teléfono para preguntarle sobre él.
