CAPÍTULO 18: Solo era 1 año

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1 AÑO DESPUÉS...

Ya había cumplido 18, era mayor de edad, y sí, había pasado un año desde que Lucas se fue a la universidad. Estaba segura de que me gustaba, demasiado, pero desde que conocí a Óscar mi mundo cambió, era un chico amable, cariñoso, amigable y realmente guapo, demasiado para tenerlo de mejor amigo, lo malo, bueno, es que tenía novia, Summer se llama, es muy buena amiga y se nota como quiere a Óscar, así que no me quiero meter. Había quedado con Óscar para ir a la bolera, abro la puerta y ahí estaba, mi chico, el chico de ojos marrones, pelo, ¿negro? (se lo había pintado), alto, fuerte. Nuestras miradas se cruzan y mi impulso hace que corra hacia él, nos encontramos a mitad del camino de piedra, me lanzo sobre él y le doy un cálido abrazo, -cuanta alegría hay para verme- dijo, -claro, no te veo desde hace un año Lucas- me separo de él y nos quedamos mirándonos, Lucas acercaba su cabeza a la mía para darme un beso, cuando de repente me suena el móvil.

 10:15 -Óscar- Olivia, ¿estás lista?, estoy afuera esperándote.

10:16 -Olivia- Lo siento Óscar, hoy no puedo quedar, acaba de llegar Lucas y vamos a celebrar de que se ha graduado.

10:17 -Óscar- Vaaale, nos vemos mañana.

10:18 -Olivia- Adiós :)

-¿Con quién te hablas?- me pregunta Lucas poniéndome el brazo alrededor de mi cuello, -con Óscar, mi mejor amigo-, -¿Óscar es ahora tu mejor amigo?, -sí, es muy bueno conmigo- le digo entrando a casa, -bueno te tengo una sorpresa, vamos arriba- me dice Lucas, -vamos-.

Estábamos entrando a la habitación cuando me tapa los ojos, -¿qué haces?- le pregunté divertida, - siéntate en la cama- me dijo. Me senté y me tapé los ojos, yo misma, esperé a la sorpresa mientras pensaba en todo lo que pasó la última vez que nos vimos y acordándome de que no se despidió de mí, -Lucas, tenemos que hablar- le dije secamente, -ahora lo hacemos, pero espérate- me dijo justo antes de ponerme en la mano una cajita de terciopelo, -abre los ojos-, en mis manos, una cajita de terciopelo marrón con un collar dorado adentro, -esto es para ti, para que sepas lo que significas para mí, rubita- ya empezamos con rubita, -oh, es precioso Lucas, gracias- eso último lo dije dándole un abrazo, de repente me cogió la cara con la mano y me susurro: -perdón por lo del otro año, no debí pegarle a Dylan y no debí irme sin despedirme- su mirada parecía triste, le gustaba mucho, demasiado, -no pasa nada Lucas, yo no debí enfadarme así contigo y por no haberme dado cuenta de lo que sentíamos los dos- eso lo dije sin pensar y pequeñas lágrimas cayeron por mi mejilla, -eh, no, no llores, no llores por mi culpa- me dijo cogiéndome la cara con las dos manos mientras me limpiaba las lágrimas, -no es tu culpa es mía, no deb- y de repente sentí los labios de Lucas contra los míos. Sus labios apretaban contra los míos con furia, abriéndose paso a través de mi boca. La pasión que sentí en el beso que habíamos compartido en la habitación del hospital volvió a mí de golpe, noqueándome con fuerza abrumadora. Todo mi cuerpo se vio correspondiendo a Lucas. Abrí mi boca profundizando el beso, calambres de electricidad fogosa bombardeándome mientras mis manos se hundían en su pelo negro y suave. Lucas gruñó en la parte baja de su garganta, un gruñido, animal y totalmente sensual, erizando los pelos de mi nuca. Sus manos agarraron mi cintura con fuerza, y entonces me impulsó arriba del escritorio con un solo movimiento, haciéndome sentar sobre él. Sin dejar durante un solo segundo de besarme, su cuerpo se posicionó entre mis dos piernas, las cuales usé para amarrarlo por la cintura y acercarlo más a mí. Sus manos en mi cintura bordearon el dobladillo de la camiseta y acariciaron tentativamente mi piel. Jadeé ante su contacto, y eso pareció volverle más loco aún. -No tienes ni la menor idea del tiempo que llevo queriendo hacer esto de nuevo, Olivia, de las jodidas ganas que tenía de volver a besarte -susurró separándose unos centímetros de mí, lo suficiente como para que su respiración acelerada se mezclara con la mía y sus labios siguieran rozando los míos con cada movimiento, con cada palabra pronunciada.

Suspiré cuando posó una serie de besos húmedos a lo largo de mi cuello, apretándolo más cerca de mí. Quería más. Necesitaba más de él. Más de lo que estaba abiertamente dispuesta a admitir. Y sabía que él también lo necesitaba. Antes de que dijera nada, le aparté de mí usando mis piernas, lo justo para agarrarle de la parte baja de su camisa y sacársela por la cabeza. Me bajé de la mesa de un salto, y seguidamente envolví mis brazos alrededor de su cuello. Ahora era yo quien le estaba besando fuertemente, empujándole hacia atrás hasta que sus piernas se toparon con la cama y cayó de espaldas a ella conmigo sobre él. Podía sentir toda la largura de su cuerpo debajo del mío mientras nos devorábamos mutuamente la boca. Sus manos tiraban de mi pelo y apretaban mi espalda. Cada una de las células de mi cuerpo estaba entregada a él. Le sentía tan cerca y a la vez quería tanto más de él que pensaba que iba a explotar. De un solo impulso su cuerpo giró sobre el mío, quedando yo atrapada debajo de él. Sus manos agarraron mis muñecas y tiraron de ellas hacia arriba, sobre nuestras cabezas, y luego comenzó a besarme más duro que antes. De repente alguien toca la puerta, -Olivia, hija, ¿está Lucas ahí?- dijo mamá, -no, no está aquí, antes me lo he encontrado y me ha dicho que se había ido a pasear, para... Acostumbrarse de nuevo al clima- le dije mintiendo, mi madre se fue y nos miramos, de repente nos empezamos a reír a carcajadas y nos quedamos dormidos, los dos juntos.

Un amor inolvidableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora