Girazoles // Kivi

17- Er fuego y pum

La ternura de Violeta dibujó en Chiara una sonrisa pequeña, tímida, amorosa. Sus ojillos se hicieron enanos, no solo por la emoción, sino también para equilibrarse con la pequeñez de aquella granjera tan mona que se le declaraba con un bonito y recién cortado girasol. Le pareció tan mágico, que ni se paró a pensar.

Los brazos de la urbanita rodearon la nuca de Violeta, quien hizo lo propio con sus caderas para alzarla. Y besarla, por supuesto. Se enredaron la una en la otra, dando vueltas en mitad de un océano amarillo en el que se entregaban con pasión.

—¿Ezo es que zí? —preguntó ilusionada la granjera dejándola en el suelo y ofreciéndole de nuevo el girasol, pues con la euforia del momento, la pelinegra ni se lo había quitado de la mano—. ¿Kiki? Ezo es que zí... ¿verdá? ¿eh?

Un ápice de cordura cruzó como una estrella fugaz por el campo de mariposas felices y sin problemas que tenía Chiara en la cabeza. Y ese mismo ápice de cordura fue el que explotó contra todas esas bonitas, inocentes y libres mariposas rosas.

—Vio... es que...

—Ya... —bajó la cabeza y el girasol—. Tú y yo zomos mu' diferentes... tú... tienes tu ciudá, tu trabajo...

—Y tú tienes a Juanjo.

—¿Y qué paza?

—¿Cómo que qué pasa? Que estás casada con él—rio irónicamente—. ¿Cómo vas a...? Pues... a salir conmigo—volvió a carcajear de los propios nervios.

—Pero zoy bizezuá, Kiki. Tengo que tené un marío y una maría. Bueno, una Kiki. O zea una mujé, joé, que ze me hace la picha un lío. O zea no tengo picha, no tazuste'. O zea da iguá.

—¿QUÉ?

—Kiki, no me hagas repetírtelo porque me voy a meté en er mismo laberinto...

—Creo que... no has entendido muy bien el término bisexual, Violeta...

Adió. Ya la he liao otra vé. Zi es que quién me manda a mí a meterme en estos fregaos de cozas moernas... con lo tranquilita que estaba yo con mis gallinas, mis fotitos y mi huerto ecofrenly...

¿Le gusto? ¿En serio le gusto? ¿En qué momento justo preciso instante ha pasado de la amistad al...? ¿Al qué? ¿Al amor? ¿Me quiere? ¿Pero cuánto? ¿Cómo? ¿De qué forma? ¿Y la quiero yo a ella? ¿Me he enamorado de la granjera? ¿Lo está ella de mí? A ver, me ha pedido salir. Ya, pero es que yo no sé cómo ella siente, cómo piensa. Cada vez que hablamos acabamos metidas en un lío como este porque es evidente que las dos somos... muy diferentes.

—Vio... bisexual no es eso... vale que te atraigan personas de distinto sexo, pero eso no significa que, pues que... tengas dos parejas—suspiró.

—Kiki, Kiki, Kiki... —la paró, dejando caer el girasol en el suelo a la vez que entendía, ahora sí, ese concepto al que se había aferrado con entusiasmo—. Tonce'... ¿no puedes zé mi novia...?

—Lo que tú has entendido como bisexual, es poliamor—explicó sonrojada.

Po' zerá por nombres... Yo lo que quiero es está con mi Kiki, qué más me da que ze llame bizezuá o polloamó. Lo mismo me da que me da lo mismo, vamo' a vé.

—Tonce'... ¿quieres zé mi novia? —sonrió de nuevo—. Mi novia pollomoroza.

—¿Qué?

—Ezo—se encogió de hombros, recogiendo el girasol del suelo para ofrecérselo de nuevo. Chiara acarició una de sus hojas amarillas mientras se decidía en la respuesta.

—Vio... —se mordió el labio confusa—. ¿Y Juanjo?

—¿Ze puée zabé que te paza hoy con mi marío? Y Juanjo, y Juanjo, y Juanjo... que retaíla has cogío...