[16] El lobo blanco

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•~ El lobo blanco •~

Me levanté en cuanto sentí extrañamente, que podía hacer algo. Era como si en un segundo el tiempo se hubiese congelado y sin saberlo, simplemente sintiendo que está vez quería hacer algo, sintiendo que no me quedaría sentada, corrí y de un momento a otro, ya estaba allí, a su lado.

La lancé lo más lejos que pude, dónde cayó llegando casi al comienzo del bosque. Sorprendida, miré mis manos y noté que de estás habían crecido garras blancas, como uñas largas y gruesas.

Debido a una leve brisa, noté un mechón de mi cabello, el cual se encontraba blanco. Después, al jalar un poco más de mi cabello para verlo mejor, miré que habían un mechón azul claro.

Salí de mi ensoñación de mi cambio físico y presté atención a la pelinegra que a la misma velocidad que yo había adquirido hace unos momentos, estaba frente a mi.

—¡Perra! —me insultó.

Tomó mi cabello fuertemente yme arrastró, intentando lanzarme ahora ella. Me aferré con todas mis fuerzas al suelo y no me dejé. No sabía ni de donde sacaba la fuerza, pero ahora me encontraba forcejeando con ella.

—¿¡Sabes!? ¡Morirás al igual que esa cazadora! —sonrió tetricamente—. ¡Asesinare... a cada uno —me tomó con una mano por el cuello y se acercó a mi—... de tus asquerosos perros!

Sentí una punzada en el pecho, lo cual me desconcentró y terminé siendo lanzada contra una de las paredes de la casa, rompí parte de la pared y no sé si es por la repentina transformación, pero solo me dolió por un segundo.

Miles de imágenes de lo que ella dijo pasaron por mi mente y me imaginé a los chicos muriendo. Me levanté de rodillas, tomé mi cabeza y grité.

No los dejaría morir.

Jamás.

   Narrador.

Ayari gritó tanto y tan fuerte, que los bellos de los lobos y hasta los de los vampiros se erizaron. Sus gritos eran horrorosos y llenos de un transfondo.

La chica se levantó y cuando la vampira estaba por ir por ella como si no fuera nada, Ayari se transformó. Un gran lobo blanco con una mecha azul claro en el lomo, con una luna (🌘) en cada mejilla del mismo azul.

Su pelaje tan blanco y puro como la nieve antes de caer. Sus ojos eran como el cielo pero a la vez como un diamante, un cristal irrompible ante cualquier presión. Tan fríos como el hielo, sus ojos siguieron a la vampira, la cuál tuvo escalofríos y se paralizó.

El lobo blanco no dudo ni un segundo, en saltar sobre ella. Forcejearon unos minutos hasta que el GuarLu la mordió por el cuello, y puso fin a esa pelea.

Los vampiros cayeron con su creadora y los nueve lobos se acercaron a dónde ambos, el lobo blanco y Giri yacían.

—¿Crees que Giri este...? —preguntó un Tahel lloroso al ver qué Giri estaba ahí, sentado contra la pared, inconsciente.

—Ayari...

   Khan.

Dos días después.

Desde que Ayari había matado a la vampira, no había vuelto a despertar. Quedó inconsciente en su forma humana desde hace dos días y estamos preocupados, más que nada, porque ya no tenemos a un guía para saber que hacer en estos momentos.

DARK MOON - &TEAMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora